Mas afirma que el Gobierno catalán está instalado en las más absolutas "mediocridad e incompetencia"

El jefe de la oposición en el Parlament, Artur Mas, no se anduvo ayer con cautelas para describir la gestión del presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, en los primeros seis meses de mandato: "Este Gobierno está instalado en la más absoluta mediocridad". Una acusación que los nacionalistas fundamentan en la "incompetencia" que evidencian la mayoría de los departamentos, en especial el de Cultura, y en el "desconcierto" que reina en Presidencia debido a las "constantes correcciones y desmentidos" a las declaraciones de Maragall.

Convergència i Unió (CiU) presentó ayer en conferencia de prensa una lista de las 100 promesas incumplidas por parte del Gobierno "socialista". Un documento que denuncia el "desgobierno", la "incompetencia" y la "mediocridad" que afectan al tripartito. Los nacionalistas fijan sus principales quejas en el aumento de los impuestos, el recorte de las ayudas sociales, la degradación de la política educativa y de la defensa de Cataluña como nación.

Especialmente graves para CiU son los aspectos que afectan a las políticas sociales, como la paralización del programa Vivir en familia, el recorte de las subvenciones a las familias con hijos o a las viudas, y la supresión de parte de las ayudas para P-4 en los centros concertados.

El jefe de la oposición lamentó que el Departamento de Bienestar Social haya "dejado colgadas a 43.000 familias catalanas" con personas dependientes a su cargo -ancianos o disminuidos- que solicitaron ayudas durante el segundo semestre de 2003 y cuyos expedientes están sin resolver. Además, agregó Mas, el Gobierno todavía no ha convocado el concurso para este año. No obstante, reconoció que el anterior Gobierno de CiU no tramitó ninguna solicitud desde julio de 2003 hasta que tomó posesión el tripartito, a mediados de diciembre. Estas subvenciones pueden alcanzar 240 euros mensuales.

A pesar de estas demoledoras críticas, Convergència i Unió no reclamará ni la dimisión ni la reprobación de ningún consejero, aunque Mas advirtió de que la "espera no puede ser eterna y si las cosas no mejoran tendremos que apretar más las tuercas".