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Reportaje:CORTES EN EL SUMINISTRO ELÉCTRICO

Electrodomésticos electrocutados

Un generador de Sevillana a 380 voltios de potencia funde cientos de televisiones, frigoríficos y lavadoras en Pinos Genil

Por exceso o por defecto, el suministro eléctrico no para de causar problemas en Andalucía durante los últimos días. El pasado jueves 24 de junio, cientos de vecinos del municipio granadino de Pinos Genil, vieron como muchos de sus electrodomésticos comenzaban a echar humo para inmediatamente después apagarse y no volverse a encender. Televisores, frigoríficos, DVD, cadenas de música, lavadoras, lavavajillas, hornos microondas... La lista de aparatos estropeados se cuenta por cientos. La de afectados roza el millar.

La causa fue la instalación provisional de un generador para abastecer al núcleo urbano durante una reparación rutinaria en el tendido eléctrico del pueblo, según fuentes del Ayuntamiento. Ese aparato, suministrado por la compañía Sevillana-Endesa, evitó el apagón pero estropeó todo lo que los vecinos mantenían enchufado. Por los cables de Pinos Genil discurrió la corriente durante esa mañana a 380 voltios en lugar de a 220, la potencia con la que funcionan los electrodomésticos de uso diario.

"Estaba haciendo las cuentas de la obra por la mañana cuando de repente el ordenador comenzó a echar humo", explica Jaime, un trabajador de una empresa de la construcción de 28 años. "Lo apagué sin darle importancia pero luego me di cuenta de que tampoco funcionaban las dos televisiones, ni el microondas, ni el DVD...". Su amigo David Balderas, que charla con él en un bar del centro, cuenta como el subidón de corriente afectó sobre todo a sus peces. "Estaba tranquilamente en mi casa cuando de golpe se sintió una explosión", dice. "Era el calentador de agua de mi acuario que había reventado dejando la pecera llena de cristales".

Olor a quemado

Lo que alertó a Fernando, otro vecino del pueblo, fue el fuerte olor a quemado con el que se despertó el pasado jueves. "Se había fundido el televisor", relata mientras toma el fresco en su portal. "Vino a decírmelo y entramos juntos en su casa", continúa su hermana Eugenia, que vive en la puerta contigua. "Nada más llegar vimos un charco en la cocina. Era el hielo del congelador que se estaba derritiendo porque el frigorífico tampoco funcionaba", dice mientras hojea las facturas de las reparaciones que ha tenido que pagar.

El Ayuntamiento ha distribuido entre la población cientos de folletos ofreciéndose a tramitar las quejas contra Sevillana-Endesa. "Las reclamaciones pueden ser presentadas bien en las oficinas que dicha compañía posee en Granada o ser canalizadas a través del Ayuntamiento", dice la nota municipal. Los afectados deben presentar una relación de los aparatos dañados y su cuantificación, una copia del último recibo de la luz y la factura de la reparación o de la compra de otros nuevos si no es posible arreglarlos.

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"Por el momento hemos recibido unas 100 quejas", afirmó ayer uno de sus funcionarios. "Los electrodomésticos más afectados han sido, por este orden, televisores, frigoríficos y lavadoras", añadió. La avería afectó sólo al centro del pueblo, ya que las urbanizaciones de la periferia funcionan con transformadores independientes. De los 1.237 habitantes que tiene el pueblo, cerca de 1.000 tienen su casa allí, según el Ayuntamiento. "Se trata sobre todo de gente humilde que ahora va a tener que gastarse un dineral", aseguró ayer un portavoz.

Los vecinos se muestran escépticos respecto a las posibles indemnizaciones de Sevillana. "Seguro que todos esos papeles terminan en la basura", dice José Manuel López al que el exceso de potencia eléctrica arruinó dos televisores y un microondas. José, otro lugareño que pasea por el pueblo, muestra la maraña de cables que saltan de balcón en balcón atados a sus barandillas con rudimentarias cuerdas. "Este es el tendido eléctrico con el que Sevillana pretende que funcione Pinos Genil. Un día alguien se va a electrocutar y entonces sí que saldremos en los periódicos", protesta.

"No ha pasado nada, pero este tipo de accidentes pueden traer consecuencias graves", asegura Eugenia junto a su televisor que ahora sólo sirve para sostener dos retratos. "Mi hermano, por ejemplo, es diabético y tiene que guardar su insulina en la nevera para que no se estropee. Imagínese si la llega a necesitar", añade. "Menos mal que lo apagaron rápidamente", dice Jaime. "Si no, más de una casa hubiera ardido, eso seguro".

Una semana después los habitantes de este pueblo cercano a Sierra Nevada siguen hablando de enchufes, cables y averías. Algunos, como José, lo hacen con cierta sorna: "Diga a los sevillanos que con lo que nos sobra les alumbramos dos o tres barrios".

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