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Francia presenta un plan para luchar contra la exclusión social

Las medidas supondrán un desembolso de 12.700 millones

Jean-Louis Borloo, ministro francés de Empleo, Trabajo y Cohesión Social, presentó ayer un plan para paliar algunos de los problemas sociales que sufre Francia. Se trata de una serie de iniciativas a desarrollar a lo largo de un periodo de cinco años y para las que el Estado está dispuesto a invertir 12.700 millones de euros. El plan se despliega en tres áreas: empleo, vivienda e igualdad de oportunidades.

El proyecto tiene como objetivo la creación de 800.000 puestos de trabajo para jóvenes sin formación académica o profesional. Además, el ministerio espera alcanzar una oferta de un millón de puestos de trabajo para las personas que ahora cobran un subsidio al que tienen derecho quienes ya no pueden cobrar el paro, y conseguir la construcción de 500.000 viviendas nuevas en el plazo de cinco años.

Tras la derrota de la actual mayoría en las elecciones regionales del pasado marzo, el presidente Chirac, nueve años después de acceder al poder, decidió que había llegado la hora de hacer algo por la famosa "fractura social", el tema que le permitió ganar la campaña de 1995. Borloo, antiguo abogado de negocios especializado en la compra de empresas en suspensión de pagos y en su posterior desguace, es el hombre escogido para llevar a cabo un plan que desautoriza lo emprendido por el primer ministro, Jean-Pierre Raffarin, hace dos años.

Entonces se criticó a los socialistas y a su "tratamiento social" del paro, su política de ayudas que fabricaba "aparcados más que parados". Ahora, mientras las estadísticas del paro explotan (9,8% de la población activa), el Gobierno resucita el empleo público, aunque sea sólo con carácter provisional.

El problema de la vivienda

La voluntad de emprender un nuevo y ambicioso plan de vivienda tiene en cuenta que en seis años el precio de un apartamento en París ha aumentado el 47%, recuperando el valor de 1991, antes de la crisis del sector. Los bienes de alquiler escasean y su precio no cesa de aumentar.

El déficit de viviendas se cifra entre 400.000 y 600.000, mientras el número de pisos o casas desocupados supera los 800.000. Borloo dice querer construir 500.000 viviendas en cinco años. Si catorce años atrás una pareja con un nivel de ingresos débil debía dedicar el 29% a la vivienda, en la actualidad ésta absorbe el 40% de sus ingresos.

La credibilidad del plan Borloo es relativa. De entrada, en 2005, en vez de 3.000 millones, sólo podrá invertir 1.000 millones. Si las cuentas de fin de año además no son buenas para el Gobierno, lo anunciado ayer puede convertirse en un mero anuncio. El propio ministro dice haber encontrado entre sus compañeros de equipo "más que derrotismo, escepticismo".

Para el actual Ejecutivo, la única solución para recrear el "vínculo social" pasa por un crecimiento económico capaz de crear empleo. Ayer, Borloo, tal y como lo reconoció Pierre Méhaignerie, presidente conservador de la Comisión parlamentaria de Finanzas, "inició una pequeña inflexión con la creación de empleos públicos suplementarios".

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