Un trabajo muy sencillo
Un competitivo Portugal se impone al contragolpe a la peor Holanda de los últimos tiempos
Un partido sencillo, de libro, colocó a Portugal donde su país soñaba. Llega a la final con todos los méritos. Equipo competitivo, sin gran clase, ha crecido durante el torneo hasta convencerse de su poderío. Ganó al contragolpe al peor equipo holandés de los últimos tiempos. Una generación sale agotada de la Eurocopa, camino de la jubilación, con los mismos síntomas de decadencia que los franceses, cuyo ciclo ha terminado. Los nombres son fáciles de enumerar: Cocu, Davids, Overmars, Stam, Van der Saar, Reiziger, quizá Seedorf, probablemente Van Bronckhorst. Todos han dejado atrás sus mejores días. Les delató su flojera en un partido que Portugal no finiquitó a su debido tiempo.
Advocaat convirtió al final a la selección de los extremos en la apoteosis de los delanteros tanque
Al sólido ejercicio defensivo de Portugal se añadió la incompetencia de Holanda para fabricar algo de juego. Su falta de arquitectura en el medio campo fue clamorosa. No es nuevo. Davids y Cocu son dos buenos actores secundarios que no están llamados para protagonizar el juego. A Seedorf, que tiene algunas condiciones interesantes, le pierde su tendencia a la dispersión. No le cabe el partido en la cabeza. A veces se vuelve irritante. En el primer tiempo se le bajó la persiana y tomó todas las decisiones incorrectas. Sin un amago de luz en el medio campo, Holanda se encontró con el triste trabajo de atacar sin recursos. Robben, prometedor durante todo el torneo, fue taponado por Miguel, un lateral fibroso, de una potencia superlativa. No le concedió un regate al extremo holandés. Por el otro flanco, Overmars se empeñó en una de sus típicas actuaciones espumosas. Apuntó maneras, pero no concretó nada. Desperdició el gol en una aparatosa volea instantes después del tanto de Cristiano Ronaldo, un cabezazo sin oposición que levantó al estadio.
El gol se produjo en el saque de un córner, pero las oportunidades se sucedieron en los contragolpes protagonizados por Figo. Aunque no es el jugador más rápido, le concedieron tanto espacio que recordó en ocasiones al futbolista que fue. En la izquierda aprovechó los numerosos desequilibrios defensivos de Holanda para ganar en el mano a mano a Cocu, improvisado lateral derecho que jugaba contra su perfil. Pan comido para Figo. En la derecha confirmó las dificultades defensivas de Van Bronckhorst, centrocampista reconvertido en lateral. La cima de Figo fue un magnífico remate al palo en los últimos minutos del primer tiempo. Luego, desapareció de escena.
Las soluciones de Portugal eran sencillas. Se agrupaba en su campo, esperaba los errores holandeses y aplicaba la receta: contragolpe. Cada uno de ellos significaba una avería. Faltó la contribución de Cristiano Ronaldo, que salvó la nota con el gol. Tampoco hubo grandes detalles de Deco. Era el partido de los defensas. Los centrales Andrade y Carvalho se impusieron a Van Nistelrooy, abandonado a su suerte por un equipo que depende de su capacidad goleadora. Jugó lejos del área, siempre de espaldas a la portería, sin margen de maniobra ni posibilidad de asociación con alguien naranja. No funcionaban los centrocampistas, los extremos no desbordaban nunca y Van Nistelrooy padecía la implacable vigilancia de los centrales. Holanda no existía.
Portugal desaprovechó la oportunidad de cerrar el partido en el primer tiempo. Pauleta no se animó a mejorar y fracasó en un mano a mano con Van der Saar. No había manera de solucionar el problema del gol. Portugal no tenía otra dificultad. Pero Maniche arregló estas miserias con un remate formidable que entró por el segundo palo ante el clamor de la hinchada. No había duda de la victoria. Ni el tanto holandés cambió demasiado el panorama. Andrade despejó mal la pelota y la elevó sobre su portero. Era un poco grotesco que el tanto holandés lo anotara un defensa portugués. Por si misma, Holanda tenía el aire obtuso de los equipos derrotados.
Advocaat, que no parece un lince, tiró por la tremenda. Introdujo a Makaay, luego a Van der Vaart y finalmente dejó al equipo sin extremos. Entró el gigantesco Van Hooijdonk por Robben. La selección de los extremos terminó convertida en la apoteosis de los delanteros tanque. Sin ningún resultado, por otra parte. Portugal dio algunas señales de debilidad tras recibir el tanto y se sintió amenazada sin demasiadas razones. Holanda comenzó a volcar la pelota para cazar cabezazos y rechaces. No lo consiguió. Los centrales portugueses demostraron su autoridad, lo mismo que los laterales, gente seria que ha completado un excelente torneo. Vicente y Joaquín lo saben de primera mano. Robben y Overmars, también. Alrededor de esa defensa, Portugal ha construido un equipo firme, sin un gran brillo, pero con una capacidad competitiva indudable. De Holanda no se puede decir lo mismo. Es un equipo que en la Eurocopa ha jubilado a su vieja generación.
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