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Reportaje:FÓRUM DE BARCELONA | Espectáculos

Pasen y vean

El Fórum ofrece un delicioso teatro de autómatas ubicado en una barraca de feria de la década de 1940

Clara Blanchar

El misterio y la emoción de las ferias de comienzos del siglo pasado, repletas de artilugios fantásticos; los primeros animatógrafos y retratistas; atracciones asombrosas; mujeres barbudas... Es el espíritu de la época de los prodigios, que se esconde tras las cortinas del teatro de autómatas que ha aterrizado en el Fórum, una barraca de feria, reliquia única en el mundo y originaria de la década de 1940, que fue rescatada del olvido por el dramaturgo madrileño Gonzalo Cañas.

En pocos metros cuadrados el barracón alberga 12 escenas de la vida cotidiana o sobre el mundo artístico, 12 perlas protagonizadas por un total de 37 autómatas. Son como flases, viñetas de una realidad que ya no existe, vista con una sorna elegante pero crítica a la vez.

Cada una con su título y unos versos descriptivos, estas viñetas muestran el Sevilla y olé, los cambios en el papel social de las mujeres, el pit i cuixa de las revistas que traían locos "al cura de tapado y al ligón del magistrado", y a "solterotas" gritando con una escoba en la mano tras descubrir un ratón bajo la cama.

En Dulce hogar, tres mujeres charlan y fuman alegremente mientras el marido de una de ellas faena en la cocina. La leyenda no tiene desperdicio: "Ésta es la modernidad que anda de boca en boca. Ellas hablan de igualdad y el hombre de detergentes". Nuevos ricos muestra lo que durante décadas se llamó una chacha, negra y culona según el tópico, bañando a un crío mientras su hermano juega con un orinal. "Es un baño original, sin lavabo ni retrete, donde no usan ni orinal para dejar el paquete", se mofa de los ostentosos dueños del baño la cuarteta. El "paquete" es en esta ventana el detalle escatológico -presente también en otras-: el niño hace sus necesidades sobre el impoluto suelo del baño.

Como este minúsculo detalle, el de la caca que sube y baja, hay otras decenas y todos arrancan sonrisas. La mujer que lee en la estampa La romántica tiene entre las manos un libro titulado Más bella que todas las flores y su contenido parece emocionarle, a tenor de los suspiros que hacen hinchar y deshinchar sus pechos.

Los autómatas realizan entre 20 y 50 movimientos, señala con orgullo el técnico del teatro, Pepe Luna. "Lo consideramos teatro por el juego dramático que se establece entre los personajes de cada cuadro". Luna explica que la atracción fue construida en los años cuarenta por Antonio Canals, un artesano de un pueblo de Alicante que durante años se ganó la vida, y bien, de feria en feria con la barraca a cuestas. Es la única superviviente de las que hubo en su tiempo, asegura Luna, y cuenta que Gonzalo Cañas, -"un hombre de teatro"- se enamoró de ella cuando pertenecía a otra familia, los Simó de Murcia, y la vio en 1992, cuando todavía se exhibía, pero a años luz del esplendor logrado en décadas anteriores.

"Lo de pagar por descubrir un misterio, el de la vida artificial recreada por los autómatas, cayó en decadencia al ser desplazado por las atracciones modernas. Poco a poco los autómatas pasaron a pueblos más pequeños, a peores plazas, hasta que Gonzalo lo rescató en 1992", explica Pepe Luna. El técnico no quita el ojo a los centenares de engranajes que hacen posibles los movimientos de los personajes. "Es mecánica de batalla, como la del Seat 600, de la que dura toda la vida. Eso sí, con materiales nobles. Nada de gomas ni aluminio", detalla. Los decorados y el vestuario también quitan el hipo por el cuidado y la minuciosidad originales, que exigieron un notable esfuerzo de restauración.

El teatro de autómatas permanecerá en el Fórum hasta el 18 de julio. El próximo bolo lo tiene en el Tibidabo, junto al Museo de Autómatas, también único.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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