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El uso del transporte público aumentó el 5,2% el pasado año, y el de la bicicleta el 4,5%

La velocidad media de las rondas se reduce en 8 kilómetros y los accidentes caen el 15%

El año 2003 no fue malo desde la perspectiva del tráfico en Barcelona y su entorno metropolitano. Subió la movilidad global, pero, sobre todo, creció el uso del transporte público (5,24%) y de la bicicleta (4,49%). Los radares en las rondas hicieron que la velocidad media cayera en ocho kilómetros y, con ello, que disminuyeran los accidentes en un 15%. No subió el número de motos, aunque sí sus desplazamientos, y bajó la cifra de coches como viene sucediendo desde 1998. El dato negativo fue el número de muertos: 46, muchos más que los 35 de 2002, pero menos que los 59 de 2001.

El transporte público cubre ya el 40,6% de los desplazamientos en el interior de la ciudad de Barcelona. El vehículo privado está muy lejos y sólo se emplea en el 24% de aquéllos. En las entradas y salidas, sin embargo, ocurre todo lo contrario, o peor. El vehículo privado se utiliza en el 61% de viajes y el transporte público, apenas en el 34,5%. En ambos casos crece el número de desplazamientos, algunos de ellos, como los de furgonetas y camiones, muy vinculados a la actividad económica. Pero en ambos casos también los movimientos en transporte público aumentan por encima del crecimiento global. El 60% del tráfico que se registra en los accesos tiene su origen fuera de Barcelona.

El número total de desplazamientos en 2003 fue de 6.536.212, de los que 4.433.602 se produjeron en el interior de la ciudad y el resto fueron movimientos de entrada y salida.

Usuarios de autobuses

El tráfico de mercancías sigue creciendo y representa el 17,6%, pese a que por primera vez en años baja el número de furgonetas (unas 1.000 menos, que en porcentaje suponen el 2,56%), aunque sube la cifra de camiones, que pasa de 35.621 a 36.112, con un incremento del 1,38%.

El crecimiento del uso del transporte público se hizo, en buena parte, gracias al incremento del 7,31% en los usuarios de autobuses. Una subida, sin embargo, que debe matizarse: en 2002 el aumento quedó disimulado por las pérdidas de las diversas jornadas de huelgas. En número de viajes, el 7,31% supone 13,9 millones más de pasajeros para los autobuses barceloneses. El metro ganó 10 millones de pasajeros (al margen de los que no pagaran), con un aumento del 3,1%. Ferrocarrils de la Generalitat incrementó sus usuarios en tres millones, con una subida del 4,21%. Cercanías, en cambio, ganó sólo un millón de pasajeros (0,88%).

También creció el uso de la bicicleta, que pasó de 30.242 usuarios a 31.599 (el 4,49% de aumento). Además, según el concejal Jordi Hereu, aumenta el número de ciclistas que emplean este vehículo en día laborable y no sólo como instrumento de ocio.

El tránsito por la Ronda de Dalt también aumentó: el 5,5%, mientras que las obras en la Ronda Litoral hicieron que en esta vía se mantuviera casi sin variación (-0,2%). En ambos casos creció el tráfico en horas punta y se suavizó en el resto de la jornada. El resultado es la caída de la velocidad media, que pasa de 56,9 kilómetros por hora a 56,5. Un hecho al que no es ajena la instalación de radares, lo que ha hecho que la velocidad media excesiva se reduzca en ocho kilómetros por hora, pasando de 111,24 a 103,33. La consecuencia es la disminución del número de accidentes en un 15%. Los que tienen como causa principal la velocidad descienden en un 50%. En el interior de la ciudad también cayó la velocidad de las vías que cruzan Barcelona en paralelo al mar, donde hubo también un aumento del tráfico. Exactamente lo contrario de lo que ocurrió en las vías que van de mar a montaña, que perdieron tráfico (-3,92%) y ganaron el 5,03% de velocidad media.

La bonanza de los datos no fue paralela a la satisfacción de los miembros del pacto para la movilidad, del que forman parte los sectores relacionados con el tráfico, desde transportistas de pasajeros y mercancías hasta los amigos de la bicicleta o los defensores del peatón. El pleno de ayer no contó con todos sus participantes y la mayoría de los que pidieron la palabra lo hicieron para expresar su insatisfacción. Hubo coincidencia en que el Ayuntamiento de Barcelona, impulsor del pacto, ha perdido impulso.

Las quejas procedían, sobre todo, de los peatones y los ciclistas, que han visto sus espacios invadidos progresivamente por máquinas de motor, pero también se quejaron los transportistas, que aseguran que la Guardia Urbana ha dejado de garantizarles el espacio de carga y descarga. Un representante sindical aseguró que los cruces son cada vez más peligrosos para los peatones, sin que los responsables del orden tomen cartas en el asunto. El representante del PP resumió el tono genera de las quejas: "Hay exceso de triunfalismo. Oyendo a los responsables municipales del tráfico da la impresión de que nada ha salido mal".

Primer accidente en el tranvía del Besòs

El tranvía del Besòs, que a diferencia del que une Barcelona con el Baix Llobregat arrancó sin accidentes, vivió ayer el primero de ellos. A las 16.40, un convoy que circulaba en dirección a Glòries golpeó a un transeúnte que intentaba cruzar la vía por una zona coincidente con un paso de peatones. El semáforo estaba en rojo para el peatón, quien, no obstante, trató de cruzar y fue golpeado por el tranvía, que lo impulsó hacia un poste del semáforo donde también se golpeó.

El tranvía acababa de salir de la parada de Selva de Mar e iba a poca velocidad. El conductor detuvo el convoy y avisó a la Guardia Urbana y al servicio de ambulancias del 061, cuyos facultativos diagnosticaron que la víctima sólo tenía una contusión que hacía innecesario su traslado a un centro sanitario. La Guardia Urbana informó a la compañía del tranvía de que la persona golpeada estaba indocumentada y mostraba signos similares a los de quienes han ingerido alguna sustancia estupefaciente no especificada.

La Guardia Urbana preguntó a los pasajeros si habían visto algo, sin que ninguno de ellos diera respuesta afirmativa.

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