El Registro Civil Central
Estimados señores y señoras eurodiputados, les aconsejo que si deciden tener hijos durante su periodo laboral fuera de nuestro país, procuren que su nacimiento se realice en suelo español, ya que se van a ahorrar en el futuro que, después de haber sido tan altos representantes de su país en Europa, les traten como analfabetos, además de hacer unas colas dignas del subdesarrollo más profundo.
El Registro Civil Central que nos ha dejado el Gobierno de Aznar es ágil y dinámico, con las más altas tecnologías y personal muy satisfecho con su trabajo. He tenido que pedir un certificado de nacimiento de mi hijo para hacerse el DNI, y como el pobre nació en los Países Bajos, donde sus padres éramos funcionarios de un organismo europeo, el certificado es especial y tiene que solicitarse en el Registro Civil Central.
Llevo un mes intentando sacar el DNI a mi hijo. La situación en este registro es tercermundista. Afortunadamente, yo hablo castellano y me puedo defender de que me traten como una ignorante y pedir que no hablen a gritos de mi situación personal. Los inmigrantes tienen que soportar que los funcionarios les pregunten a voces sobre sus separaciones matrimoniales, divorcios, matrimonios, etcétera, puesto que la oficina donde se atiende a la gente carece totalmente de intimidad y suele estar abarrotada de gente.
Soporté dos horas de cola para solicitar la partida de nacimiento; afortunadamente, me había informado telefónicamente de lo que tenía que llevar, porque no hay servicio de información y si preguntas te dicen que salgas fuera y llames por teléfono (o desde tu móvil allí mismo).
Después de tres semanas fui a recogerlo (por teléfono me dijeron que tardaría tres meses) y esperé media hora de cola y... se había traspapelado.
Me enviaron a "incidencias", donde estuve esperando 45 minutos a que me hicieran una partida de nacimiento nueva. Tardaron exactamente cinco minutos en sacar una fotocopia de un libro e imprimir un papel que firmó un oficial. Durante mi espera, el citado señor abroncó a unas 10 personas que iban a consultarle porque, según él, ninguna debía estar allí, todo eran errores; se trataba normalmente de inmigrantes, que aguantaban el chaparrón saliendo de allí sin saber adónde dirigirse. Los funcionarios están agobiados y así no se puede trabajar.
Cuando volvimos de los Países Bajos, para volver a residir en España yo me traje una partida de nacimiento de mi hijo nacido en La Haya e inscrito en el Consulado Español de Rotterdam.
Está escrita en ocho idiomas, entre los que se encuentra el castellano. La puedo tirar a la basura. ¿Somos realmente europeos?
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