Marion Jones sufre en la pista
La estadounidense sólo fue quinta en Eugene, donde Crawford, con 9,88s, derrotó a Greene
La reunión de la Universidad de Oregón en Eugene, dedicada al mítico atleta Steve Prefontaine, ofrece todos los años al comienzo del verano una radiografía del estado del atletismo de Estados Unidos un mes antes de que las cosas empiecen a ponerse serias con los trials y con el ajuste fino hasta los Juegos Olímpicos. Y la fotografía de este año ha mostrado que Marion Jones y Tim Montgomery sufren en las pistas, que Maurice Greene sigue acercándose a su nivel más alto, que Alan Webb está en el camino de convertirse en el mediofondista que Estados Unidos echa de menos desde hace 20 años y que Shawn Crawford corre muy deprisa.
Crawford, que hace unas semanas corrió los 100 metros en 9,86s con ayuda del viento en Doha, bajó la noche del sábado hasta 9,88s, la mejor marca del año, derrotando por cinco centésimas al campeón olímpico Greene. El tercero, John Capel, también bajó de los 10s (9,95s) y el recordman del mundo, Montgomery, fue sexto con 10,17s. Webb, de 21 años, había corrido hace 10 días los 1.500 en 3.32, y en Eugene corrió la milla. Lo hizo vestido al estilo de los años 60 y volviendo a recordar al mito de James Ryun. Su magnífico tiempo -3.50,85m- es el más rápido jamás logrado por un americano en suelo estadounidense, borrando los 3.51,1m que Ryun había logrado en California en 1967.
Greene salió disparado de los tacos, Crawford aceleró y le superó en los últimos 40 metros
Greene salió disparado de los tacos en la cuarta calle, pero Crawford, por la séptima, aceleró y le superó en los últimos 40 metros.
Shawn Crawford tiene un pecho inmeso y una mirada de malo que derrite el acero de los clavos de las zapatillas. Es un velocista de 26 años que en sus años universitarios -Universidad de Clemson- se expresaba en los 200 metros y que esta temporada ha empezado a experimentar con distancias más cortas. Para ello ha cruzado la fontera entre Carolina del Sur y Carolina del Norte y ha empezado a entrenarse con Trevor Graham, lo que en los deletéreos tiempos que corren para el atletismo estadounidense tiene mucha miga.
Los males de Marion Jones -que ganó la longitud con 6,93m, pero fue sólo quinta en los 100, con 11,12s, tras Inger Miller (11,05s), la veterana Gail Devers, Christy Gaines y LaTasha Colander- y Tim Montgomery, la pareja de oro, el matrimonio feliz del atletismo a finales de 2002, comenzaron precisamente cuando abandonaron Raleigh y a Trevor Graham -enfrentados por un problema de dinero- y empezaron a vagar y a relacionarse con entrenadores de mala fama, como Charlie Francis, el gurú que llevó a Ben Johnson a la gloria y a la deshonra. Poco después comenzó el serial de la THG, el anabolizante de diseño, el terremoto que ha derruido todo lo que se creía seguro en Estados Unidos. Aunque aún sin pruebas determinantes, Marion Jones y Tim Montgomery están en el punto de mira de los investigadores de un escándalo que ya se ha llevado por delante a Kelly White, la doble campeona del mundo en París desposeída de sus marcas y sus medallas. White se ha ofrecido a colaborar con las autoridades deportivas a cambio de una reducción de su sanción, actualmente de dos años, y contra ella tronó tremendamente Montgomery el sábado. "La USADA [comisión antidopaje de EE UU] no tiene nada contra nosotros, no tienen ningún papel", dijo Montgomery, recordman mundial de 100m con 9,78s. "Todas las acusaciones las basan en lo que les está diciendo alguien... Kelly White".
Una búlgara baja a 10,77s
Lejos de Estados Unidos, en Plovdiv, Bulgaria, la desconocida Ivet Lalova -20 años, doble campeona de Europa júnior- corrió el sábado los 100 metros en 10,77s. Sólo Florence Griffith (plusmarquista mundial desde 1988 con 10,49s), Marion Jones, Evelyn Ashford, Merlene Ottey y Christine Arron han corrido más rápido alguna vez.
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