Schumacher y Barrichello, para variar
Fernando Alonso sufrió un pinchazo en la octava vuelta y abandonó tras haber realizado una salida espectacular e ir tercero
"Todos estábamos alucinando por lo que Fernando había hecho en la salida, pero luego vino la decepción". La frase surgió en el taller de Renault. De los aspavientos de Flavio Briatore en las primeras vueltas del Gran Premio de Estados Unidos, se pasó a las exclamaciones de frustración. El director del equipo Renault no pudo evitar llevarse las manos a la cabeza cuando vio como el ovetense no podía controlar su coche tras sufrir la explosión de la rueda posterior derecha a 330 kilómetros por hora en la octava vuelta y su Renault salía despedido, rozando el muro de protección al final de la recta, hasta quedar parado definitivamente.
"No sentí bien lo que pasó", comentó Alonso a la llegada a su box. "Tuve una buena salida e hice lo que pude mientras el coche aguantó". Su salida fue uno de los mejores espectáculos que se han visto este año en la F-1. Partía de la quinta fila. Cuando el semáforo se colocó en verde, salió disparado. Dio un brusco giro hacia la derecha metiéndose por el único paso que había, y se comió ya un par de coches. Después viró hacia la izquierda, entró en la primera curva por la parte exterior y adelantó todavía a Raikkonen y a Sato hasta ubicarse en la tercera posición.
Un salto espectacular: del octavo puesto -Montoya había debido recurrir al coche de reserva- al quinto. Sólo se le resistieron los dos Ferrari, que partieron intocables en los dos primeros lugares de la carrera, que sólo perderían en los avituallamientos de forma esporádica. Aquello era todo un presagio de lo que podía ocurrir.
Todo el mundo comenzaba a soñar con un nuevo podio de Alonso cuando la carrera quedó neutralizada como consecuencia de un múltiple accidente que se produjo en la primera curva, en el que se vieron implicados Christian Klien (Jaguar), Felipe Massa (Sauber), Giorgio Pantano (Jordan) y Gianmaría Bruni (Minardi). El coche de seguridad entró en la pista y la carrera se neutralizó durante tres vueltas. En la cuarta salió, y la euforia en Renault duró sólo otras cuatro vueltas, hasta que Alonso sufrió su incidente. Les quedó en carrera sólo Jarno Trulli, que había salido desde el pit-lane y que fue remontando y aprovechando los problemas de los demás hasta acabar cuarto.
La carrera resultó espectacular y muy dura. Al accidente de Alonso le siguió otro de Ralf Schumacher en la décima vuelta, que obligó a una nueva neutralización durante nueve vueltas. Aparentemente, Ralf sufrió un pinchazo en la curva de entrada de recta a unos 300 km/h y, tras perder el control del coche, chocó por la parte trasera contra el muro de protección y rodó por la pista hasta quedar parado en mitad de la recta. Tuvieron que sacarle del coche aunque la organización informó de que no sufrió lesiones de gravedad. La prueba fundamental de la dureza del trazado de Indianápolis la marcó el hecho de que sólo nueve coches concluyeron la carrera.
Los grandes protagonistas fueron de nuevo Michael Schumacher y Rubens Barrichello, que cuadraron el sexto doblete del año para Ferrari. Los de Maranello volvieron a acertar en todos los detalles de su estrategia de carrera. Fueron los que mejor aprovecharon la entrada del safety car y las paradas en boxes. Y protagonizaron un duelo impensable, cuando Schumacher adelantó en la cuarta vuelta a Barrichello y después, ya en la parte final de la carrera, se vio obligado a aguantar las embestidas del brasileño, que no se resignaba a ser de nuevo el segundo.
El protagonismo estuvo también en manos de un piloto que se ha convertido en el gran animador de las últimas carreras: el japonés Takuma Sato (Bar Honda). Tiene el coche más veloz del Mundial y le saca rendimiento. Se pasó la carrera realizando adelantamientos y presionando a Michael Schumacher y a Rubens Barrichello. Llegó a ir segundo y concluyó en la tercera posición, aplaudido a rabiar por un grupo de japoneses desplazados a Indianápolis, porque había conseguido subir al podio por primera vez en su vida.
Fue el mejor contraste con el colombiano Juan Pablo Montoya que fue descalificado -vio la bandera negra- tras 60 vueltas, por haber cambiado de coche irreglamentariamente en el momento en que se dio la salida de la vuelta de calentamiento: un retraso imperdonable de los comisarios.
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