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El nuevo móvil busca la rentabilidad

El UMTS ya funciona, pero se tardará una década como mínimo en recuperar las inversiones

La telefonía de tercera generación (3G) ha vencido las dudas sobre su fiabilidad tecnológica y es una realidad comercial en más de 15 países de todo el mundo, con seis millones de usuarios. En Europa, donde el 3G ha adoptado el estándar UMTS, se estima que dentro de cuatro años 119 millones de usuarios utilizarán uno de estos terminales que permiten realizar videollamadas o descargarse contenidos desde Internet.

Disipadas las dudas tecnológicas, con redes y terminales disponibles, la incógnita sobre cuándo será rentable esta tecnología sigue sin despejarse. El alto precio pagado en su día por las licencias, el coste del despliegue de red y de la puesta en marcha de nuevas aplicaciones lastrará los beneficios del 3G en su inicio. Según algunos estudios, a las operadoras no les cuadrarán las cuentas hasta dentro de 11 años como mínimo, aunque en algunos casos no se alcance la rentabilidad hasta dentro de 30. Operadores y fabricantes defienden que los costes del UMTS son mucho menores que los de la actual tecnología, y servicios como el envío de vídeos o el acceso a Internet incrementarán notablemente el gasto por abonado.

En España, donde Telefónica y Vodadone ya disponen de servicio comercial, las compañías acaban de sellar un pacto con el Gobierno por el que se comprometen a invertir más de 11.000 millones de euros en diez años, aunque ninguna operadora se atreve tampoco a pronosticar cuándo cruzará el umbral de la rentabilidad.

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