Diálogo, intercambio y coproduccion
En un diálogo no se da necesariamente un cambio de posición. Se exponen puntos de vista, sin que ello implique la modificación de los puntos de partida. Para cambiar, deben suceder más cosas. Por muchas evidencias que se aporten, puede que se avance muy poco en la construcción de conclusiones comunes. En democracia son las percepciones, los intereses y no las puras realidades lo que acaba contando.
En los intercambios se da una situación distinta. Lo que importa son los intereses en juego, y la interdependencia entre las partes. Busco satisfacer una necesidad y preciso algo que la contraparte tiene. Y ello modifica el tipo de relación. No hay intercambio sin diálogo, pero ese diálogo tiene una finalidad concreta, explorar las posibilidades de modificar el punto de partida aceptando la interdependencia y buscando el interés conjunto.
Si hablamos de coproducción encontramos normalmente diálogo e intercambio al mismo tiempo, pero necesitaremos también discutir las definiciones de problema que cada uno transporta. Y deberemos, asimismo, convenir de manera más o menos precisa lo que queremos conseguir de esa interacción. Lo que determinará la virtualidad de la interdependencia creada será la capacidad de producir resultados, y para ello deberemos cambiar nuestras ideas y ajustar conjuntamente el proceso de transformación al que se aspira.
Con los diálogos no cambiamos las cosas, sino que reconocemos las diferencias y las proximidades. Las posiciones previas de desigualdad o conflicto acaban básicamente inalteradas. Para avanzar conjuntamente es preciso reconocer la interdependencia, e introducir la necesidad de cambio y transformación. De no hacerlo no vamos mucho más allá de los ejercicios diletantes.
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