El arca del hijo de Colón
La colección de estampas de Hernando Colón (1488-1539): Coleccionismo en la era del Descubrimiento, que tiene como comisario a Mark McDonald, conservador del Departamento de Dibujos y Estampas del Museo Británico, es una reconstrucción de la mítica colección de Hernando Colón, hijo del descubridor de América, lo cual, ya de por sí, acredita el interés histórico de la convocatoria. En todo caso, el vástago de Cristóbal Colón supo aprovechar su venturoso destino para formar una de las primeras y más relevantes colecciones bibliográficas de estirpe humanista, en la que logró juntar unos 15.000 volúmenes, cifra asombrosa para la época, y, además, unas 3.200 estampas, lo cual no deja de ser menos sorprendente. Para formar tan formidable conjunto, no bastaba sólo con el propósito y los medios materiales, sino haber podido recorrer los enclaves europeos decisivos al respecto, como le ocurrió a Hernando Colón, que lo hizo como miembro del séquito del muy viajero emperador Carlos V.
LA COLECCIÓN DE ESTAMPAS DE HERNANDO COLÓN (1488-1539). COLECCIONISMO EN LA ERA DEL DESCUBRIMIENTO
Fundación "la Caixa"
Serrano, 60. Madrid
Hasta el 25 de julio
Real Alcázar. Sevilla
Del 4 de octubre al 19 de diciembre
Aunque a la muerte de este excepcional coleccionista, el tesoro reunido se dispersó, como fatalmente tantas veces ocurre, incluido lo que fue a parar a la biblioteca de la catedral de Sevilla, precisamente las estampas, que, en parte, fueron vendidas para sufragar deudas, en vida del insigne mecenas muchos eruditos y humanistas sevillanos pudieron consultar sus fondos, lo que indudablemente contribuyó al esplendor cultural de la capital andaluza, que alcanzó su cima durante el siglo XVI. Es importante tener en cuenta estos datos, porque la presente iniciativa, además de mostrar selectivamente una suma de aproximadamente un centenar de estampas que ilustran lo que llegó a ser esa colección de Hernando Colón, también nos abre una ventana a esa dorada eclosión cultural de la Sevilla del Renacimiento. De esta manera, aunque lo ahora exhibido no deja de ser un 5% de su contenido original, esta ardua reconstrucción actual es, desde el punto de vista cualitativo, no sólo representativa, sino que está abarrotada de ejemplos artísticos deslumbrantes, obtenidos de las principales colecciones de estampas y bibliotecas actuales de todo el mundo, incluidas naturalmente las de nuestro país.
En primer lugar, lo que tuvo de excepcional esta colección de Hernando de Colón fue, como antes se ha apuntado, que se nutrió de múltiples mercados, del sur, del centro y del norte de Europa, lo que explica que en ella estuvieran obras de las principales escuelas artísticas locales, Italia, Suiza, Alemania o los Países Bajos, pero, también, en segundo lugar, y como natural consecuencia de lo anterior, que la parcial reconstrucción actual cuente con una estupefaciente nómina de autores, entre los que tan sólo destacaré, a título de ejemplo, los de Pollaiuolo, Campagnola, Palumba, Raimondi, Urs Graf, Niklaus Manuel Deutsch, Hans Burgkmair, Martin Schongauer, Altdorfer, Hans Baldung Grien, Lucas Cranach, Durero, Lucas van Leyden y un largo etcétera.
No creo que hoy haya que recal-
car la importancia de la mayor parte de los artistas que acabo de citar, pero sí deseo subrayar, que ni el resto de los autores o de los anónimos presentes en la actual muestra, sea cual sea su fama en nuestra época, dejan de tener una relevancia semejante, ni, sobre todo, que lo seleccionado de cada uno de ellos no sean obras de máximo interés histórico y artístico. Por todo ello, aun sin poder aquí descender al comentario de los detalles ilustrativos, no sólo considero que esta iniciativa debe ser calificada como un acontecimiento artístico-cultural verdaderamente único, sino que, por ventura, tiene lugar en Madrid justo después de la también memorable muestra de la Colección Edmond de Rothschild del Louvre en la Fundación Juan March y que se adelanta unos pocos días a la inauguración de Estampas de la Real Academia Española de la Colección Rodríguez-Moñino-Brey, en la Fundación Cultural Mapfre-Vida, con lo que el aficionado de nuestro país ha podido gozar, durante una misma temporada, del más increíble conjunto de obra gráfica que cabe hoy admirar.
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