Exhumado el cadáver del esposo de la mujer que envenenó a su familia en Melilla
El cadáver de Antonio González, el marido de la presunta parricida de Melilla, Francisca Ballestero, fue exhumado ayer para determinar las causas de su muerte, una vez que la mujer ha confesado que suministró un fármaco a su esposo y a su hija de 15 años (también fallecida) para matarles. El otro hijo, de 12 años, de la detenida fue hospitalizado el día de la muerte de su hermana y se espera que reciba el alta hoy.
Minutos antes de las diez de esta mañana se personaba en el cementerio municipal la titular del juzgado numero cinco de Melilla con un equipo forense y efectivos de la policía científica del Cuerpo Nacional de Policía, para proceder a la exhumación de los restos de Antonio González. Éste fue tratado en el Hospital Comarcal en otoño pasado de una posible intoxicación alimenticia, sin que se sospechase que el origen de la afección podía ser inducida por su mujer. Con los mismos síntomas ingresaron su hija Sandra, enterrada el pasado día 5, y su hijo de 12 años.
Los forenses extrajeron muestras del cuerpo de Antonio por espacio de casi una hora. Muestras que serán remitidas al Instituto de Toxicología de Sevilla, donde se determinará qué sustancia pudo causar su muerte el pasado enero. Supuestamente Paqui, como se conoce familiarmente a la mujer, de 35 años, encarcelada bajo el protocolo antisuicidios en la cárcel de Melilla, suministró a su familia un potente fármaco para tratar el alcoholismo, enfermedad que su familia desmiente que padeciera. El cadáver de Antonio fue devuelto sobre las once de la mañana de ayer al nicho donde reposa junto con los restos de otra hija que falleció hace unos 14 años, cuando tenía sólo seis meses.
Algunos vecinos comentan que Paqui no superó el fallecimiento de su bebé, supuestamente por muerte súbita, y que desde hace años acarrea "depresión por ese hecho, del que a veces hablaba".
El suceso ha causado gran desasosiego entre los padres de los compañeros de Sandra. Una de sus amigas contó que cuando iba a su casa veía "que la madre la obligaba a tomar muchos medicamentos y que la amenazaba para que no se lo contase a nadie".
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