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Reportaje:Eurocopa 2004 | Delanteros con personalidad

Vieri se libera

Tras su ácido curso en el Inter, enfrentado a Zaccheroni, el ex atlético respira en la 'squadra azzurra' y se dedica a gastar bromas con Cassano

Cassano le habla en el dialecto de Bari. Vieri le responde en inglés. No se entienden, pero se ríen. La extraña pareja se ha convertido en una fábrica de bromas en la concentración de la selección italiana en Lisboa. Sus compañeros les temen, aunque también les agradecen la diversión. El espíritu infantil de Vieri, de 31 años, ha encontrado en Cassano, de 22, su alma gemela. El joven se ha refugiado en el veterano desde el primer día. "Se encuentra bien conmigo. Hemos hecho amistad. Es un buen chico", dice Vieri de Cassano.

Después de su tormentosa temporada en el Inter, enfrentado a su entrenador, Alberto Zaccheroni, y a la hinchada, Vieri se siente liberado en la squadra azzurra. En ella es respetado por los pesos pesados: Cannavaro, Del Piero y Totti. La estrella del Roma dice que no hay delantero con quien se entienda mejor que con él. Sabe que sus pases en profundidad serán muy bien recibidos por la potencia controlada de Bobo: 1,85 metros y 82 kilos. Y al revés. De manera que Vieri, con 22 tantos en 40 encuentros en la Nazionale, aspira a alcanzar el récord de goles de Riva, que marcó 35. Aunque no sea en este campeonato. Le queda tiempo. Hace dos años, la selección era un incordio para él, que prefería exprimirse en su club. Ahora es un bálsamo y una revancha.

"Sólo me falta afinar la velocidad. Además, a mi edad, ya no tengo que demostrar nada"
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Tanto que estos días ha hablado con los periodistas cada vez que era requerido, algo impensable durante su estancia en el Inter, donde huye de la prensa como de la peste. Y en cada declaración ha atacado a Zaccheroni. Incluso está empujando para que el Inter se desprenda de su entrenador en favor de Roberto Mancini. "Ha sido compañero mío de equipo. Me alegraría si viniera al Inter. Un técnico que ha jugado comprende ciertos momentos que quien no ha jugado [Zaccheroni] no entenderá nunca".

Si no llega Mancini, Vieri se irá a la Juventus. O se irá en cualquier caso. Todo es posible con este nómada que ha pasado por el Torino, el Pisa, el Rávena, el Venecia, el Atalanta, el Juventus, el Atlético de Madrid, el Lazio y el Inter. Cada vez que hay un gran torneo de selecciones, ahí está Vieri: en el mercado de fichajes. Y, sin embargo, pese a ser considerado uno de los mejores delanteros, su palmarés sólo este adornado por un título: la Recopa de 1998 con el Lazio.

Bobo nunca ha sido tímido a la hora de criticar a los preparadores. Tras el fracaso en el Mundial de Corea y Japón 2002, ya arremetió contra Giovanni Trapattoni, al que acusó de conservador. Crítica aceptada por éste, que ha cambiado de táctica y alineará hoy un ataque impresionante: Del Piero, Totti y Vieri. Y, claro, Vieri está feliz y espera disfrutar de numerosas ocasiones de gol. El resto ya es cosa suya: remacharlas: "En estos dos años hemos madurado mucho. Hemos hecho un pacto de amistad".

En Portugal, además, está fuera de los focos. No se espera de él, sino de Totti, que sea la estrella. Eso le gusta. Está muy convencido de que va a desarrollar un gran papel. "Sólo me falta afinar la velocidad", dice. Llega muy fresco. Descansado después de un ejercicio en el que ha pasado mucho tiempo en la grada. Sólo ha marcado 13 goles. Pocos para alguien que hizo 24 en 23 partidos al curso anterior. "A mi edad, no tengo que demostrar nada", matiza quien inició su trayectoria en el Prato, en La Toscana, el pueblo natal de Rossi, héroe italiano en la Copa del Mundo de España 1982.

El padre de Vieri, Roberto, fue un centrocampista de la Juve que emigró a Australia para acabar su carrera e iniciar la de técnico a principios de los 70. Allí crecieron sus hijos y uno de ellos, Max, también delantero, actúa ahora en la selección australiana. La calidad no le alcanza para aspirar a la italiana. El propio Vieri posee un restaurante en la bahía de Sidney, conserva su pasión por el críquet y dice sentirse medio australiano. El otro medio disputará esta tarde un partido frente a Dinamarca. Y en la tribuna del estadio Alfonso Henriques, de Guimarães, tal vez esté sentado su abuelo paterno, su principal tifoso. Le sigue a todas partes. Aunque ya no le ofrezca las 1.000 liras que le daba por cada gol cuando empezó.

Vieri, en un ejercicio de levantamiento de pesas.
Vieri, en un ejercicio de levantamiento de pesas.ASSOCIATED PRESS

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