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Reportaje:GESTIÓN Y FORMACIÓN

Proveedores bajo control

Las grandes empresas españolas empiezan a imponer requisitos laborales y medioambientales a sus suministradores

Amaya Iríbar

El gigante textil estadounidense GAP anunció hace un mes que rescindía el contrato de más de 130 proveedores asiáticos por violar derechos laborales. En España no ha habido un caso igual, si bien las grandes empresas empiezan a imponer exigencias laborales, medioambientales y éticas a sus suministradores. Lideran la industria textil, la banca y las grandes telecos .

Al menos 10 grandes compañías españolas informan de las relaciones que mantienen con sus proveedores

Los fabricantes y talleres externos de Inditex están obligados a cumplir el código de conducta del gigante textil gallego. No pueden emplear a niños, discriminar a sus empleados, impedir que se asocien o abusar de ellos. Deben garantizar unos mínimos de seguridad e higiene en el trabajo y cumplir la ley en materia salarial y medioambiental. Y, lo más importante, están obligados a abrir sus puertas a los inspectores que el dueño de Zara les mande, siempre auditores externos e independientes, para verificar que siguen al pie de la letra sus exigencias.

No es raro que Inditex esté entre las empresas españolas que más esfuerzo han hecho por poner a raya a sus proveedores. Con parte de su producción repartida entre 1.900 talleres y fábricas en 49 países, corría el riesgo de despertarse cualquier día con un escándalo. Como le ocurrió a Nike a principios de los noventa, cuando fue acusada de emplear a niños para fabricar sus zapatillas en Asia y se resintieron las ventas. Así que el grupo gallego decidió crear un departamento específico de Responsabilidad Social Corporativa hace tres años y, poco después, aprobó el código de conducta que afecta a empleados, socios, clientes y proveedores.

Inditex "es el grupo textil español que más ha avanzado" en este terreno, según un informe de Intermón Oxfam sobre esta industria presentado en febrero. De hecho obliga a sus fabricantes a cumplir unas exigencias mínimas en un plazo de seis meses. A los que no llegan, les rescinde el contrato. Esta actitud, la misma que ha llevado a GAP a prescindir de algunos de sus suministradores, no es la más habitual en España, coinciden distintos expertos consultados.

Esto no quiere decir que Inditex esté sólo en el esfuerzo de garantizar unos requisitos mínimos a lo largo de toda la cadena de producción, cada vez más descentralizada y con más eslabones fuera de España, algunos en países en vías de desarrollo. La industria textil, el sector financiero y las empresas de telecomunicaciones son las más avanzadas en este terreno, según distintas fuentes.

Al menos 10 grandes empresas españolas cotizadas informan sobre la relación que mantienen con sus proveedores, según el recuento hecho por la consultora especializada en reputación corporativa Villafañe y Asociados: Inditex, BBVA, SCH, Endesa, Gas Natural, Iberdrola, Red Eléctrica, Telefónica, Telefónica Móviles y Unión Fenosa. De esta forma los inversores, organizaciones no gubernamentales y otros interesados pueden conocer el alcance de las exigencias que les imponen en materia laboral, medioambiental y ética.

"Todas las grandes compañías tienen en marcha programas para garantizar determinados estándares a sus proveedores", asegura Javier Galleti, de PricewaterhouseCoopers. Tengan o no forma de código. Este experto reconoce, sin embargo, que la mayoría de ellas no llevan sus exigencias al contrato con el proveedor. Tampoco es habitual que la verificación del cumplimiento de estas normas esté en manos de inspectores independientes, lo que aseguraría que la posición de las empresas no es sólo cosmética.

Actitud realista

La actitud más habitual entre las empresas españolas más concienciadas en este terreno es menos radical y más constructiva. Consiste en impulsar desde la matriz programas de apoyo y formación en estas cuestiones, empezando por la matriz y descendiendo hasta el último proveedor. Sin llegar a romper la relación comercial. "Las empresas españolas son más realistas, prefieren un proceso paulatino", resume Galleti.

Es lo que hace fuera de España la de Fair Labour Association (FLA), una organización que desde Washington promueve el cumplimiento de los derechos laborales básicos en la industria textil a través de auditorías y a la que se han adherido marcas como Adidas, Nike o Reebok.

En España existe una iniciativa similar en materia medioambiental. La Fundación Entorno tiene desde 2001 un programa para evaluar el comportamiento e impulsar la mejora ambiental por el que han pasado ya más de 800 pequeñas y medianas empresas. También grandes. Tras pasar por él en ediciones anteriores, Coca-Cola, Ericsson, Gas Natural y Grupo Eroski han decidido financiar la participación de algunos de sus proveedores, un centenar en total.

La tendencia es aún reciente en España, aunque se ha intensificado durante los dos últimos años. Los expertos aseguran, sin embargo, que no tiene vuelta atrás.

Una mujer en una fábrica textil de El Salvador.
Una mujer en una fábrica textil de El Salvador.AP

Las recomendaciones de Intermón

El informe de Intermón Oxfam reconoce los pasos dados por el sector textil español en su relación con los proveedores, sobre todo a partir de la elaboración de códigos de conducta. "Se han logrado progresos importantes, en especial en lo referente a seguridad, salud y medio ambiente", afirma, que sin embargo subraya la contradicción que existe entre estos avances y la carrera por conseguir costes cada vez más bajos.

Los expertos de esta organización consideran que aún queda mucho camino por recorrer y hacen algunas recomendaciones. En primer lugar, de contenido. Los códigos deben exigir unas mínimas condiciones de seguridad e higiene; sueldos dignos -el de Inditex dice que los fabricantes y talleres externos pagarán al menos el mínimo legal-; que las horas extra no son excesivas y están bien pagadas; una cierta seguridad laboral, y la eliminación de cualquier trato humillante. Lo más importante, sin embargo, es que esta letra se cumpla. Para ello, continúa Intermón, los trabajadores tienen que conocerlos, su aplicación debe ser verificada por expertos independientes y la estrategia comercial debe ser acorde a ellos.

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Sobre la firma

Amaya Iríbar
Redactora jefa de Fin de Semana desde 2017. Antes estuvo al frente de la sección de Deportes y fue redactora de Sociedad y de Negocios. Está especializada en gimnasia y ha cubierto para EL PAÍS dos Juegos Olímpicos y varios europeos y mundiales de atletismo. Es licenciada en Ciencias Políticas y tiene el Máster de periodismo de EL PAÍS.

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