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Turismo y litoral: crisis, mutaciones y nuevos paradigmas

Año tras año, desde principios del nuevo siglo, el turismo del litoral mediterráneo y las islas transmiten señales de debilidad y estancamiento. Sobre esta parte del diagnóstico coinciden datos y analistas y, sin embargo, no existe acuerdo a la hora de identificar las causas y las propuestas de actuación.

Unos insisten en las razones coyunturales, ciertas, como los temas relacionados con la creciente inseguridad mundial, la debilidad económica en los mercados de origen, el fortalecimiento de los países competidores, etcétera, y otros, cada vez más, argumentamos que, además, hay que poner encima de la mesa otros factores de fondo que están afectando a la vitalidad del turismo costero español.

"La expansión urbanística desenfrenada ha desbordado la capacidad de carga de los sistemas costeros y ha congestionado sus espacios turísticos"

Por lo tanto, nadie discute los planes de choque de promoción con los que tratar de paliar los resultados coyunturales de un sector empresarial que para sobrevivir se ve forzado a bajar precios y calidad de oferta. Pero lo que conviene clarificar es si, además, hay que atreverse a reformular las lógicas de nuestras políticas turísticas porque han dejado de ser útiles -es más, se han vuelto contraproducentes- y porque, a falta de soluciones estructurales, las meras medidas defensivas y coyunturales acabarían generando ciclos de desvalorización turística, social y medioambiental muy peligrosos. -

E Cambios estructurales. Por ejemplo, la crisis de la "lógica del crecimiento ilimitado" por desbordamiento de los límites ambientales y paisajísticos del litoral. Y la expansión urbanística desenfrenada de los últimos 30 años, que ha terminado por desbordar la capacidad de carga de los sistemas costeros y por disparar la congestión de sus espacios turísticos, afectando muy negativamente a los sistemas naturales, al paisaje y a la propia calidad de los destinos.

Ambos fenómenos ya están pasando factura, propiciando la desvalorización y fuga a otros destinos de los segmentos turísticos más atractivos y exigentes: recientes encuestas realizadas en la Costa del Sol por E. Navarro indican que el 64% de los encuestados perciben una densificación urbanística considerable, el 38% la califican de congestión no deseable, un 25% considera abandonar la zona y un 10% lo hará inequívocamente. Y éste es un proceso en ascenso.

- Mutaciones del sector. El turismo también ha venido cambiando su estructura interna sin que, como insiste en sus trabajos J. Requejo, nos hayamos preocupado de comprender su alcance; es más, la información turística que manejamos actualmente no refleja, ni cuantitativa ni cualitativamente, lo que está pasando. Hoy, nuestras costas se están viendo sometidas a una rapidísima expansión de una oferta alojativa turística no reglada (segunda residencia y sus variantes) que, ocupando extensivamente un recurso escaso, el suelo costero, ofrece unos resultados socioeconómicos locales poco rentables a lo largo de su ciclo de vida útil, debido a su baja ocupación y reducido gasto diario.

Efectivamente, según unas primeras aproximaciones realizadas por el INE sobre esta mutación, el porcentaje de la oferta turística de segundas residencias sobre el total del alojamiento turístico representa el 84% en Andalucía y su ocupación anual se reduce al 13% en octubre y del 67% en agosto. A la vez, la encuesta Egatur del IET advierte que en 2003 el gasto medio diario de los turistas residentes en hoteles era más del doble del realizado por los alojados en otro tipo de residencias.

¿Cómo extrañarnos de que las cosas no vayan bien si, se diga lo que se diga, seguimos empeñados en una carrera por desnaturalizar/masificar la costa y, además, con usos que no aportan unas rentabilidades socioeconómicas razonables a medio y largo plazo?

- Nuevo paradigma. Agotada la "lógica del crecimiento ilimitado e indiscriminado", surge un nuevo paradigma turístico gestado por la confluencia de los nuevos valores sociales, de las nuevas demandas turísticas y de las propias sensibilidades de las poblaciones locales. La idea central de ese nuevo paradigma estaría basada en el concepto de "calidad integral de la experiencia turística y del desarrollo local" con los siguientes componentes:

- Una base: la sostenibilidad del binomio litoral/turismo. Sin ese nuevo maridaje, vía contención del crecimiento y rehabilitación integral de la costa, no será posible recuperar la salud del litoral ni el atractivo de sus destinos turísticos.

- Cuatro atributos: la calidad, la diversificación, la rentabilidad y la diferenciación de los destinos. La calidad de entornos naturales, espacios urbanos y servicios, porque sólo a través de ella podrán el litoral mediterráneo y las islas resultar competitivos en los mercados del futuro. La diversificación, porque constituye la condición para mejorar el atractivo y la estacionalidad turística. La rentabilidad estratégica -entendida como la obtención de los mejores resultados socioeconómicos por unidad de capacidad de carga disponible- porque sólo un aprovechamiento responsable y sostenible, que considere el litoral como un recurso escaso y frágil, podrá ofrecer beneficios económicos, sociales y ambientales de forma sostenida. Y la diferenciación, porque no sólo constituye uno de los principales factores de competitividad, sino porque también refuerza la deseable preservación de las identidades y legados culturales.

- Una condición: el renacimiento de un nuevo compromiso de los gobiernos locales y regionales con el litoral. Las instituciones públicas han de encontrar otras formas de atender sus problemas financieros sin alimentar el círculo perverso del "crecimiento ilimitado" y, a la vez, son fundamentales para liderar las fuerzas sociales necesarias para transformar los patrones del desarrollo costero.

- Nuevos instrumentos: desde los más locales, vía Agenda 21 o similar; los regionales, vía nuevas Directrices Territoriales de la Costa, o las grandes operaciones de reconversión integral de zonas del litoral, en línea con los Planes Renove planteados por Exceltur, a concertar por las tres administraciones públicas y las sociedades locales.

Tenemos un problema serio en la costa, un problema que afecta al 11% del PIB y del empleo del país: la transición de la economía del crecimiento a la de la excelencia. Sabemos cómo hacerlo y contamos con algunas experiencias notables en los ámbitos locales y regionales; pero sigue faltando liderazgo y una apuesta a fondo institucional -desde la Administración central y regional a los ayuntamientos- para transformar los discursos en realidades operativas.

Fernando Prats es arquitecto urbanista y director de la Agenda 21 de Calviá, de la Estrategia Lanzarote en la Biosfera y del Esquema Director del Entorno de Doñana.

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