El gran desafío
Sete y Rossi creen que el desgaste de neumáticos será clave en Montmeló
Tres décimas. Sólamente tres décimas separaron en los entrenamientos de ayer en Montmeló al líder del campeonato de MotoGP Sete Gibernau de la amenaza que vuela tras él a lomos de una moto inferior pero conducida por un diablo llamado Valentino Rossi. Las espadas siguen muy altas. En el circuito de Mugello (Italia), en una carrera tan extraña como bella, el italiano se salió con la suya. La revancha parece tenerla controlada el español. Pero nadie se atrevía ayer a lanzar pronósticos. Esto está al rojo vivo y la lucha de hoy va a ser sin toma de rehenes.
La temperatura era lo que ayer más preocupaba a los pilotos. Concluidas las pruebas oficiales, los pilotos coincidían en que el calor complicará la carrera porque el desgaste de neumáticos resultará superior. Quienes sepan administrarlo mejor hasta el final tendrán más opciones de pisar podio. Nadie dudaba de eso. "Va a ser una carrera complicada. Los neumáticos van a resultar cruciales", avisó un preocupado Sete Gibernau, pese a marcar el mejor tiempo. Es consciente de que la presión la lleva él. "Desde luego, intentaremos ganar", añadía, con esos modos tan contenidos que le caracterizan. Ayer se le vio bracear en pista, invitando al público a que le animara. El público tiene la mágica capacidad de conceder al motor esos caballos de más que pueden llevarte a lo alto del cajón. No hay ley física que lo justifique, pero está más que comprobado que así es.
Igualmente cauto se mostraba Valentino Rossi, segundo en el cronómetro, seguido por el estadounidense Niki Hayden. "El tipo de neumático que escojamos resultará clave", aseguraba Rossi, al tiempo que se declaraba satisfecho con la mejoras introducidas en los Michelin que utilizará hoy. "Quien controle la derrapada marcará la diferencia", sentenció. Menos convencido se mostró con el colín de su montura. "Esta noche trabajaremos en eso. Noto la moto por detrás algo nerviosa. Además, he cometido un pequeño fallo que me ha restado tiempo y no he podido atrapar a Sete. Pero la carrera es otra historia". El piloto de Urbino no cuenta con tener esos caballos de más que su Yamaha necesita hasta las últimas pruebas de la temporada. En Mugello los sacó del público.
En la categoría del cuarto de litro no hubo mucha más confianza. El líder Randy de Puniet confesó que, aunque él hizo el mejor tiempo, Dani Pedrosa "iba muy rápido" detrás suyo. "Con subir al podio me conformaría", destacó, lamentando la mala suerte que tuvo en Italia, cuando se quedó parado a escasos metros de la meta. Fue cuarto. "Pero el año pasado gané en Montmeló", advertió.
El mallorquín Jorge Lorenzo se mostró encantado de haberse alzado con la pole, pero señaló que iba a ser "complicado" correr en casa "con moto española". Española su Derbi ya no lo es -la marca pertenece ahora al grupo italiano Piaggio- pero la proximidad de Montmeló de Mollet, donde se hallaba la antigua fábrica, permite la licencia. Con desparpajo, Lorenzo introdujo la nota de humor. "En 125 están todos locos [dijo "están" como si no fuera con él]. Puede ganar cualquiera; irte o quedarte atrás por el mismo precio".
Mientras hablaban los colegas de las categoría inferiores se vio a Sete y Rossi hablar y reírse. En medio de la clásica aglomeración de periodistas, se escuchó a Rossi explicar qué se llevaban entre manos. "Le he preguntado si me había entendido cuando en Mugello levanté el dedo hacia el cielo para parar la carrera por la lluvia. Me ha dicho que estaba conforme, aunque al final no habría hecho falta
[fueron cuatro gotas, y los pilotos acabaron rodando con el piso seco y neumáticos de lluvia]. Pero la seguridad es lo primero". Juicioso Valentino, juicioso Sete. Velan las armas, que nadie se confunda.
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