La Constitución
El pasado jueves, Sevilla volvió a vivir una esplendorosa mañana de Corpus, que tuvo su prolegómeno en la tarde-noche del miércoles. Los orígenes de la celebración en Sevilla de esta fiesta litúrgica se remonta al siglo XV y, desde entonces, su organización y desarrollo procesional se ha considerado como un microcosmos urbano donde participan todos los estamentos sociales.
La participación popular se articulaba a través de los gremios y hermandades, mientras que los dos Cabildos de la Ciudad, el secular y el religioso, se encargaban del aspecto más oficial de las celebraciones, la liturgia propiamente dicha y el arreglo de las calles por donde había discurrir la procesión.
Este panorama de integración social que acabamos de describir no se vió nunca exento de problemas y tensiones, pero a pesar de ello y de las numerosos cambios que ha tenido a lo largo de estos seis siglos el discurrir procesional, la festividad del Corpus fue durante siglos la fiesta sevillana por excelencia.
"La Constitución española no impide la participación de ningún poder público en ceremonias religiosas"
Hasta aquí, todos de acuerdo: belleza, esplendor, fe popular y tradición.
Sin embargo, en los últimos años se ha planteado cierta polémica acerca de la participación de la Corporación municipal en el desfile del Corpus.
Muchos de estos polemistas afirman que la asistencia del alcalde y concejales en la procesión del Corpus constituye un acto inadmisible en un país cuya Constitución consagra la aconfesionalidad del Estado.
Para muchos de los que nos dedicamos al estudio y a la investigación académica de nuestra Carta Magna, el asunto no ofrece dificultad alguna: la Constitución española no impide la participación de ningún poder público en ceremonias religiosas de este tipo, pero el derecho de libertad religiosa, en su vertiente negativa, garantiza la libertad de cada persona para decidir en conciencia si desea o no tomar parte en actos de esa naturaleza (STC, 177/1996). Por tanto la jurisprudencia constitucional es clara.
Otra cosa es la laicidad radical que algunos nos quieren imponer, olvidando que la participación en estos actos no puede interpretarse como una excepción de la regla de la aconfesionalidad de los poderes públicos, sino como el reconocimiento a una realidad histórica y sociológica.
Mientras tanto, muchos de los concejales que participamos el Jueves en la procesión del Corpus en Sevilla seguiremos haciéndolo, sintiéndonos dignos herederos de tantos Caballeros Veinticuatro que nos precedieron durante siglos.
"Nada agravia tanto a los hombres como ir contra sus ceremonias y costumbres" (C. De Montesquieu)
Gregorio Serrano es concejal del Partido Popular en el Ayuntamiento de Sevilla.
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