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Crónica:BALONCESTO | Final de la Liga ACB
Crónica
Texto informativo con interpretación

Estudiantes vapulea al Barça

El equipo colegial empata (2-2) la eliminatoria y se gana el quinto partido

Habrá quinto partido y la culpa la tiene Estudiantes, empeñado en llevar la contraria a la razón, el cansancio y sus propias limitaciones. A 24 horas del encuentro definitivo las acciones madrileñas se disparan gracias a la determinación de un colectivo que está convencido de encontrarse ante una ocasión única. Estudiantes es un equipo peculiar, de esos que necesitan retos significativos para motivarse. El que se le ha presentado en esta final es difícilmente superable. Como decía uno de sus incondicionales, "para una vez que llegamos a la final, queremos todo". Ganar al Barça, remontar un 2-0 en contra (lo que no ha hecho nadie) y ganar el quinto y definitivo encuentro en la cancha más difícil, el Palau Blaugrana. Este objetivo, inimaginable hace un mes, insensato hace una semana, ya no resulta nada descabellado, más si tenemos en cuenta su extraordinaria pujanza, aún mas llamativa ante la creciente palidez de su rival azulgrana.

ESTUDIANTES 85 - BARCELONA 68

Estudiantes: Brewer (11), Jiménez (3), Jasen (7), Iturbe (12), Felipe Reyes (11); Loncar (17), Azofra (7), Patterson (6), Vidaurreta (11), Jan Martin y A. García.

Barcelona: Grimau (6), Bodiroga (15), Drejer, Fucka (10) y Femerling (9). Ilievski (5), Navarro (9), Dueñas (4), De la Fuente (8) y Sada (2).

Vistalegre: 15.350 espectadores.

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El cuarto capitulo resultó similar al tercero. Estudiantes fue superior, puso infinita intensidad en sus acciones y vivió de dos puestas en escena tan ruidosas como productivas cada vez que los equipos salieron del vestuario. Este un problema endémico del Barcelona, presente en los últimos tiempos, incluida su inmaculada temporada anterior, cuando se llevaron todos los títulos a casa. Le cuesta arrancar, quien sabe si por una sensación inconsciente de superioridad o porque piensa que pase lo que pase, siempre habrá tiempo para recuperar lo perdido. Pesic ayudó a acrecentar este defecto poniendo en cancha un extraño quinteto inicial formado por Grimau, Bodiroga, Drejer, Fucka y Femerling. Buscaría un equipo más veloz y ligero pero lo que encontró fueron cinco jugadores que parecía que se acababan de conocer. En tres minutos habían perdido seis balones, Reyes disfrutaba de la ausencia de Dueñas y el Estudiantes encontraba una rampa de lanzamiento ideal (12-4) para asaltar el reto. A partir de ahí, y en lo que se ha convertido en la tónica habitual salvo en el segundo partido, el Barça jugó a hacer la goma, acercándose y alejándose dependiendo sobre todo de su capacidad para enfrentarse al mareo al que le ha sometido el excelente planteamiento defensivo de Pepu Hernández, uno de los triunfadores. Zonas cambiantes, mixtas, enseño la zona y hago hombre a hombre, todo valió para sacar de sitio al Barcelona. A duras penas el Barça alcanzó vivo el descanso (45-39) pero dejando malas sensaciones en el camino.

El partido estalló en los cinco minutos iniciales de la continuación. Hay equipos controlados, de esos que no saben aprovechar el viento a favor pero que tampoco se descomponen cuando vienen mal dadas. Y luego existen los que están en el otro extremo, que cuando entran en éxtasis son capaces de dejarse llevar por el vértigo, explotar al máximo la oportunidad e infligir castigos inclementes. Estudiantes es el mejor exponente de esta singular especie, capaz de lo mejor y lo peor. Eso sí, cuando se lanza, si no andas con cuidado, te destroza. Esto ocurrió en poco más de trescientos segundos. Dos canastas de Brewer, un triple de Loncar, dos puntos de Reyes, otro triple más de Loncar y para cerrar, ante el delirio general, la última de Felipe. 14-2 de parcial y un 59-41 de esos de ver para creer. Pocas veces el topicazo ese de "el pabellón se venía abajo" estuvo más cerca.

Con quince minutos por jugar, había tiempo para la contestación. Pero a la misma velocidad que Estudiantes se está creciendo, los azulgrana empequeñecen, desconcertados por el cariz que está tomando los acontecimientos, asustados por el ambiente que se ha vivido en Vista Alegre, incapaces de cambiar dinámicas que siempre surgen del mismo lado. Hasta el punto llegó su desánimo que, una vez tenían el partido imposible, fueron incapaces de cosechar una derrota honrosa que permitiese cierto rearme moral. Desde que el partido se rompió, todo fue fiesta torera, donde tuvo cabida Jan Martín. Simbólico el momento, pues si algo tenía el gran Fernando, su padre, era su espíritu inequívocamente guerrero, ambicioso, inconformista y despiadado, señas de identidad de este Estudiantes.

Esta final será recordada durante mucho tiempo. Aunque le pese al Barcelona, aunque al final se lleve un título que siempre es merecido, no podrá evitar que esta serie sea recordada como la final en la que el Estudiantes desafió seriamente al poder establecido. Al fin y al cabo, es el papel que más le gusta.

Dueñas y Petterson luchan por un rebote
Dueñas y Petterson luchan por un reboteEFE

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