Cañizares: "Estoy magnífico"
El portero del Valencia presume de encontrarse "más cerca de los éxitos que de la retirada"
"Yo no he tenido mala suerte porque no he tenido opción", dijo ayer Santiago Cañizares. "Mala suerte tuvo Raúl cuando falló el penalti en 2000, o Joaquín, cuando falló el penalti en 2002. Ellos tuvieron su oportunidad".
Los ojos bien abiertos, la mirada perdida en algún punto del universo interior, el cuerpo afeitado y el pelo de la cabeza teñido de potente amarillo son parte de la geografía típica de la selección española. El portero del Valencia acude a la Eurocopa de Portugal como campeón de la Liga y de la Copa de la UEFA. Lo que no ha cambiado es su aspecto, su carácter y su situación: sigue siendo un hombre excéntrico y sigue sin poder instalarse en la portería como titular. Sigue, en efecto, sin tener "opción". Ayer, en el partidillo entre suplentes y titulares recibió tres goles. Casillas, ninguno.
Cañizares fue decisivo en la clasificación de España para el Mundial de Estados Unidos con un gran partido ante Dinamarca en 1993, tras la expulsión de Zubizarreta. A partir de ahí, y salvando el primer choque de aquel Mundial ante Corea y tres partidos de la Eurocopa de Holanda y Bélgica, en 2000, permaneció en la sombra durante las grandes competiciones. Antes del Mundial de 2002 se cortó el tendón de un dedo del pie y dijo que se le había caído un frasco de perfume. El Mundial lo jugó Casillas, que desde entonces es el primer portero. A sus 34 años y con el halo de patriarca de la selección, Cañizares se irrita cuando le preguntan una serie de cosas: por su mala suerte, por su veteranía, por la competencia entre titulares y suplentes, por sus intuiciones sobre el desenlace del torneo...
"Las intuiciones son una tontería", replicó ayer. "Hay un campeonato que nos va a poner a prueba con situaciones propias del fútbol y ahí vamos a ver de lo que somos capaces". Cañizares tiene un aire riguroso, marcial, de hombre sacrificado. "Están hablando de la retirada", dice; "y me molesta porque este año estoy mucho más cerca de los éxitos que de retirarme. ¡Pero cómo me voy a retirar con la ilusión que me hace jugar! Tal y como tengo organizada mi vida física, pensar en retirarme sería castigarme demasiado. Yo no me voy a ir. Estoy en un estado de forma magnífico. En todo caso, me van a tener que echar".
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