"Trabajaremos por los derechos de todas las naciones sin estado"

Mikel Irujo Amézaga (Caracas, 1972) es secretario de Organización de EA en Navarra y número dos de la candidatura Europa de los Pueblos que encabeza ERC. En los últimos años ha sido responsable de la oficina de EA en Estrasburgo.

Pregunta. Las coaliciones del nacionalismo vasco en Europa han compuesto estos años una sopa de letras. ¿Por qué?

Respuesta. La coalición EA-ERC es la única que se repite desde el comienzo. La vinculación con Cataluña es singular por la similitud entre los pueblos y miramos con expectación las perspectivas de autodeterminación que Cataluña persigue.

P. ¿Las cosas se han puesto tensas con Galeusca?

R. Mi tío abuelo fue, desde el PNV, uno de los fundadores de Galeusca, pero ERC fue también fundadora de la coalición. Me siento mucho más heredero de aquel programa, que reconocía expresamente el derecho de autodeterminación, que del actual.

P. ¿El PSOE presenta ante la nueva Europa una cara distinta de España?

R. El PSOE prometió un talante distinto y no lo hemos visto en absoluto en lo que respecta a Euskal Herria. No entendemos por qué se apoya el proceso catalán y se veta el vasco. Siguen sujetos a la línea dura del PP, a su presión mediática, sin atreverse a entrar al fondo de la cuestión. Y eso que el Gobierno vasco propugna un estado libre asociado y EA va más allá: que se reconozca y regule el derecho a la autodeterminación mediante consulta que nos permita formar un estado propio.

P. ¿Tiene encaje jurídico en la UE el plan Ibarretxe?

R. Sin duda alguna, porque no supone la independencia, sino una fórmula federal de Estado libre asociado que no alteraría el plano de representación internacional del Estado. Su encaje, no sólo en la Europa actual, sino en el proyecto constituyente, en el que se dice que la unión es una unión de estados, no supondría problema jurídico alguno. EA rechaza precisamente que el derecho comunitario ignore por completo el papel de cualquier entidad que no sean los estados, pero sí deja a cada uno de ellos organizarse internamente como le dé la gana y decidir sus modos de representación ante la UE.

P. EA propugna una república vasca. ¿Sería aceptada?

R. Sería cuestión de voluntad política. Los grandes partidos ya han hablado de veto, pero EA propugna una vía consensuada a la independencia, ratificada en referéndum. El proyecto constituyente europeo marca los pasos de ingreso recogiendo los criterios de Copenhague de 1993: respeto a los derechos humanos, economía de mercado y un claro acerbo comunitario con legislación integrada. Cumplimos los tres.

P. ¿Cómo ve la nueva Constitución europea?

R. Con sabor agridulce. Tiene grandes progresos, sobre todo en la codecisión parlamentaria, que incluye ya prácticamente todas las políticas, así como en la carta de derechos fundamentales. Es un avance en democratización, pero sigue negando la personalidad a todo lo que no sea estados miembros. Incluso se retrocede. En el actual tratado se habla de unión "de pueblos y estados". La palabra "pueblos" ahora desaparece. El Consejo sigue tal cual y ése es el gran obstáculo para la integración europea, porque sigue siendo el mecanismo de control que tienen los estados, con derecho a veto en materia fiscal y social.

P. ¿Por donde empezaría a trabajar en Estrasburgo?

R. Por la protección de la diversidad lingüística y los derechos de todas las naciones sin estado de Europa. Por acercar a la gente a esa institución, cada día más trascendente en nuestras vidas.