"El Parlamento europeo debe garantizar el proceso de paz en Euskal Herria"
El abogado y parlamentario navarro Patxi Zabaleta (Leitza, 1947) es el cabeza de lista de Aralar en las elecciones europeas del 13-J. La formación abertzale acude en solitario a los comicios al Parlamento de Estrasburgo tras el rechazo de los restantes partidos nacionalistas a su propuesta de configurar una candidatura conjunta denominada Euskal Herria Bai.
Pregunta. ¿Demuestran que la izquierda independentista sí está presente en las elecciones?
Respuesta. Aralar quiere demostrar con su propuesta que es necesario y no sólo posible que la izquierda abertzale esté presente en el Parlamento Europeo. Tenemos respuesta programática a las cuestiones competenciales del Parlamento europeo y a las que aún no están en su ámbito, por ejemplo la propia discusión del proyecto de Constitución.
P. ¿Qué pasa con HZ?
R. Nosotros sostenemos el derecho que tiene a concurrir. Es un escándalo lo ocurrido. Apoyamos su presencia, pero, dicho eso, competimos en votos y nosotros queremos representar no sólo a la izquierda abertzale que nos vote, sino a todos aquellos abertzales que crean en el proyecto de Aralar.
P. Aralar ha propuesto un plante a los restantes partidos para rechazar la prohibición de la candidatura de HZ.
R. Es una apuesta simbólica, que en política siempre tiene su importancia. Hemos hablado con muchos, desde IU al PNV, y creemos que tendrá éxito, para que a mitad de campaña se haga un gesto, una paralización de actos, en protesta por lo ocurrido.
P. ¿Qué día se celebraría?
R. Estamos hablando de hacerla el próximo lunes, aunque no está cerrado.
P. ¿Por qué los nacionalistas acuden tan separados a estas elecciones?
R. Porque el promotor de unión vasca ante Europa, Euskal Herria Bai, que fuimos nosotros, no tiene aún la fuerza suficiente. Nafarroa Bai fue posible porque la principal fuerza abertzale de Navarra en votos, que es Aralar, planteó una propuesta generosa para que la candidatura estuviera encabezada por independientes y con presencia igualitaria de los cuatro partidos que la forman. Las uniones se hacen con generosidad de los fuertes. Sabíamos, por lo tanto, que Euskal Herria Bai no tenía condiciones para ser una propuesta materializable. Será posible cuando Aralar sea más fuerte. Si Aralar está presente en el Parlamento europeo, como esperamos, Euskal Herria estará presente. Si Aralar no lo está, Euskal Herria como tal tampoco lo estará.
P. ¿Cuáles son sus prioridades en Europa?
R. La primera, atraer el debate de la Constitución europea al Parlamento europeo, porque nos jugamos derechos esenciales, civiles y sociales. Además, trabajar por un pronunciamiento sobre el derecho de autodeterminación. Es un escándalo que numerosos de los 25 países que ahora constituyen la Unión hayan accedido a la independencia en los últimos diez años en aplicación del derecho de autodeterminación y, sin embargo, este derecho, que les ha permitido su existencia, no esté presente. Por último, queremos conseguir que el Parlamento europeo será el órgano garante del proceso de paz de Euskal Herria y para ello debe tomar cuerpo un lobby de fuerzas políticas.
P. ¿Qué opina del tratamiento que puede tener la lengua vasca en la nueva UE?
R. No nos puede satisfacer. Uno de los ejes de nuestra propuesta Euskal Herria Bai era y es el reconocimiento de la lengua más antigua de Europa como lengua oficial. No nos conformaremos con menos. Hay mucho debate ideológico que hacer y el Parlamento europeo es un buen sitio para hacerlo.
P. Sin embargo, parece que los estados sólo están preocupados por regular la fórmula de poder mediante la doble decisión.
R. Los estados están huyendo de los problemas reales y los candidatos de los partidos mayoritarios también. No quieren hablar de los derechos sociales y civiles en el proyecto de Constitución y denunciamos que hay un retroceso con respecto al Tratado de Turín de 1991, en el que se empezó a establecer que Europa debía ser también un ámbito de derechos sociales y necesariamente tendrá que ser así. Los estados quieren reducir el debate a las cuotas. Es deprimente e irreal y además, una trampa. La Constitución europea no es una Constitución, sino un tratado entre los gobiernos de los estados y eso nos deja puertas afuera de ese edificio en construcción.
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