Étienne Roda-Gil, letrista
Étienne Roda-Gil, letrista de Julián Clerc, Barbara, Vanessa Paradis, Jhonny Hallyday, Françoise Hardy, Mort Shuman, France Gall, Claude François o Christophe, entre otros, falleció en París, víctima de una embolia, el pasado fin de semana. Tenía 62 años y había nacido en Montauban en 1941, hijo de exilados republicanos.
Ayer, el presidente Jacques Chirac saludó al "poeta, inspirado y enamorado de la libertad", al tiempo que "un ciudadano del mundo que ha iluminado la canción francesa con sus imágenes y sus rebeliones". No era ése el destino que buscaba para sí el joven Roda-Gil cuando iba al instituto. Entonces se soñaba profesor; no en vano, manejaba como pocos un idioma impuesto que nunca le hizo olvidar el catalán materno. Su talento para los juegos de palabras, para la métrica, su pasión por la literatura, debía abrirle las puertas de la enseñanza y, con ellas, se le habrían abierto también las del acceso a la nacionalidad francesa.
El azar no quiso que el apátrida Roda-Gil -la nacionalidad española, mientras Franco vivía, le repugnaba- pudiera entonces ser francés, puesto que el Ejército le reclamó para que fuese a combatir en Argelia. A cambio, le ofrecía la integración. Roda-Gil prefirió exilarse en Gran Bretaña antes que prestar sus brazos a una guerra colonial. Cuando pudo regresar a Francia, lo hizo para ganarse la vida como representante de compañías farmacéuticas.
"Siempre se está allí donde se quiere ir. A eso le llamamos destino", decía Roda-Gil de sí mismo cuando recordaba su encuentro con el joven Julián Clerc, un cantante desconocido que conseguiría su primer gran éxito en mayo de 1968 con un tema de su letrista también novel: La cavalerie. Durante más de diez años, el tándem produjo una sucesión de temas populares que convirtieron a Roda-Gil en "el poeta del top 50".
En los ochenta, Roda-Gil escribió para otros muchos intérpretes. Antes, en 1978, ofreció a Claude François Alexandrie, Alexandra, una canción que prolongó el mito del cantante, que desapareció en un momento de gran popularidad y se transformó en un icono del movimiento gay francés.
En 1979, aún con Clerc, Roda-Gil estrenó una comedia musical de corte político -36 Front Populaire- que no obtuvo la acogida esperada debido a que en aquel momento se consideró una frivolidad abordar la Guerra Civil española a través de la canción popular. Sólo el tema Ça commence comme un rêve d'enfant ha permanecido en la memoria de los espectadores. Sobre la Guerra Civil española y las dificultades del exilio, Roda-Gil ha escrito varios libros, ya sean novelas, memorias o antologías de texto anarquistas.
"Hay que saber prestar atención a lo que te ha afectado cuando eres niño, a lo que has leído, a los cuadros que has visto, al color del asfalto o los olores que despierta la lluvia... Hago mis canciones a partir de eso", decía Roda-Gil.
Los últimos años, este fumador impenitente de cabellera tan abundante como nevada había escrito una ópera para el ex pink floyd Roger Waters y andaba ultimando detalles para abrir una fundación en Perpignan, abierta a las relaciones entre las distintas culturas, atención con la catalana.-
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