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Entrevista:GILBERT VARGA | Director de la Orquesta Sinfónica de Euskadi

"Me siento claramente el 'número dos' después del compositor"

Gilbert Varga está acostumbrado a ser protagonista. Le reclaman para dirigir algunas de las mejores orquestas del mundo, pero se sabe en un segundo plano. "Me siento claramente el número dos después del compositor", dice.

Pregunta. Resulta obligado preguntarle por la gira de la OSE por Gran Bretaña.

Respuesta. La orquesta regresó con un sentimiento de satisfacción general. Y no es para menos, porque el resultado artístico ha sido muy bueno. Los músicos sienten que la Sinfónica se ha revalorizado a nivel internacional, cosa que es importante.

P. ¿En qué medida les afecta, como ocurrió en el Fairfield Hall de Croydon, que un auditorio no se llene?

R. En un primer momento desanima, pero enseguida se olvida. Un músico toca porque es músico, porque le atrapa una composición, no sólo por el público. Y si además ve que la audiencia responde, como ocurrió en Londres, entonces se olvida de que la sala no está llena.

P. ¿Estas actuaciones pueden abrirles nuevas puertas?

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R. Si una gira va bien siempre se abren oportunidades en otros ciclos e incluso en otros países. Por si le sirve el dato, miembros de los Proms de Londres vinieron a ver el concierto en Croydon.

P. La próxima gira será...

R. Alemania, en enero.

P. ¿A la Sinfónica de Euskadi se le valora más fuera? ¿Está suficientemente representada en festivales vascos como la Quincena Musical?

R. Siento que hay un apoyo muy fuerte por parte del público vasco. En cuanto a los programadores... Es difícil ser profeta en tu tierra. La OSE puede escucharse durante todo el año en San Sebastián y, por ejemplo, para la Quincena es importante presentar en verano a orquestas de otros países. Hay que encontrar el equilibrio. En todo caso, no siento que se nos menosprecie. Tocamos tres veces en esta Quincena.

P. Hace dos años, algunos músicos le acusaron de trato degradante. ¿Han superado sus diferencias?

R. Sí. En cualquier caso, aquel episodio se produjo por la voluntad de elevar el nivel de la Orquesta, de que evolucionara artísticamente. Y lo estamos logrando.

P. ¿Cuál debe ser hoy su principal reto?

R. Debe ser siempre mejorar, tener la voluntad de avanzar, porque estancarse supone, al final, quedarse atrás.

P. ¿Tener dos directores musicales favorece o perjudica la evolución del conjunto?

R. Personalmente pienso que es una ventaja. Los músicos tienen para sí un director principal con dos rostros y dos visiones distintas. Ahora bien, es necesario ponerse de acuerdo para trabajar en la misma dirección y, además, de la mano de los responsables admnistrativos y de los músicos. Si falla una sola pata, todos los esfuerzos caen en saco roto. Afortunadamente esto no ocurre en la Sinfónica de Euskadi. Si no creyera que va por buen camino, me iría. Y renuevo por otros cuatro años.

P. ¿Necesitan más dinero para seguir avanzando?

R. Claramente. Sería una ilusión pensar que los músicos de la Orquesta iban a tocar mejor si cobraran un 10% más; son profesionales y ya ponen todo su empeño. Pero el aspecto financiero es para nosotros un hándicap a la hora de contratar músicos, que acaban yéndose a otras orquestas que les pagan mejor.

P. Es decir, que la Sinfónica de Euskadi, que en sus inicios motivó que el resto de sinfónicas españolas tuvieran que subir sus sueldos, está hoy a la cola.

R. Lamentablemente, sí.

P. Tiene fama de ser un director muy preciso y meticuloso. ¿Técnica o genialidad en la dirección?

R. Las dos cosas.

P. ¿Es partidario de ser fiel a las partituras?

R. Me siento claramente el número dos detrás del compositor y, por lo tanto, creo que es necesario respetar su obra.

P. ¿Usted no escribe?

R. Jamás. Me parece un mundo fantástico, pero pienso que un compositor es aquel que escribe cuando siente la necesidad de hacerlo. Si no sientes esa llamada, simplemente no eres compositor.

PERFIL

Gilbert Varga (Londres, 1952) llegó a la música siguiendo los mismos pasos que su padre, el famoso violinista húngaro Tibor Varga, pero en 1973 tuvo un accidente, perdió agilidad en su mano izquierda, y acabó estudiando Dirección de Orquesta. Hoy es un reputado maestro, invitado por las mejores formaciones, que desde 1997 dirige la Sinfónica de Euskadi, ahora junto a Cristian Mandeal. En agosto firmará su renovación por cuatro años más.

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