Peter Gabriel conquista a 52.000 personas en Lisboa con su mestizaje sofisticado

Peter Gabriel cerró de forma brillante en la madrugada de ayer el segundo día del festival Rock in Rio Lisboa. Con la preciosa ayuda del estadounidense Ben Harper, el ex Genesis logró reunir en el anfiteatro natural del Parque da Belavista de Lisboa a más de 52.000 personas. Con un espectáculo lleno de efectos escénicos, cuidado hasta el más pequeño detalle, Gabriel atrapó a la audiencia con relativa facilidad, a base de una música que apuesta por el mestizaje sofisticado y teatral, pese al cansancio de un público que, en su mayoría, llevaba ya unas 14 horas de festival.

Peter Gabriel subió al escenario principal del Rock in Rio cuando faltaban quince minutos para las dos de la madrugada. Las puertas del festival estaban abiertas desde las dos de la tarde y miles de personas permanecían delante del gran escenario desde las ocho, para ver y oír al brasileño Gilberto Gil, al grupo Jet y a Ben Harper. Sólo un gran artista y, sobre todo, un mejor espectáculo podrían conquistar a este público. Manteniendo su perfil bien característico, con todos sus pasos bien estudiados y utilizando varios efectos escénicos y coreográficos, Peter Gabriel superó la prueba.

Darkness, del álbum Up, abrió el concierto. En el escenario, una banda totalmente vestida de negro. Delante de sus músicos, Peter Gabriel llevaba un traje también negro con un diseño algo futurista. El conjunto tenía una ligera inspiración Matrix. Después, durante cerca de una hora y media, el público tiene derecho a más que un concierto de música. Aquí se trata de construir un espectáculo completo, teatral. Peter Gabriel camina y baila sobre el escenario en completa sintonía con sus músicos y a cada nueva canción saca una sorpresa: se pone un abrigo lleno de luces para cantar una de las canciones más esperadas de la noche - Sledgehammer-, recorre el escenario en un raro vehículo de dos ruedas mientras interpreta Games without frontiers; entra dentro de un balón de aire gigante y transparente para cantar Growing Up.

Pero uno de los mejores momentos del concierto acabó por ser bastante sencillo. Antes de interpretar Sign to noise, Peter Gabriel hizo un llamamento contra la guerra en Irak e invitó al escenario al cantante Daby Touré, de Mauritania, con quien interpretó el tema. Los dos acabaron cantando cogidos de la mano y éste fue el único momento en el que Gabriel perdió su postura estudiada.

Para el final, Peter Gabriel guardó algunos de sus mayores éxitos, Sailsbury Hills, In your eyes y Biko. Fue cuando la multitud que le escuchaba soltó sus últimas energías para acompañarle en coro.

Su actuación fue, hasta ahora, la más sorprendente de Rock in Rio Lisboa. El festival empezó el viernes, con un concierto de Paul McCartney, que repitió en Lisboa el mismo espectáculo que dio en Gijón el pasado martes y ayer en Madrid. El ex Beatle tocó para unas 46.500 personas cuya media de edades era bastante mayor que lo normal en un festival. El sábado, el público de Rock in Rio era bastante más heterogéneo, porque el programa mezclaba a nombres y estilos de música tan distintos como Gilberto Gil, Ben Harper, Jet y el propio Gabriel.

El ministro brasileño hizo la apertura oficial del festival con tres minutos de silencio por la paz y una interpretación de Imagine, de John Lennon, el himno de Rock in Rio. Después, cantó sus mayores éxitos durante una hora en el escenario principal. Fue la señal de partida para los, hasta ahora, mejores momentos del Rock in Río Lisboa que ayer, en el tercer día de festival, recibió a Carlinhos Brown Jr, Evanescence y Foo Fighters. Rock in Rio vuelve el próximo fin de semana, con otros tres días de conciertos y actuaciones de Metallica, Britney Spears, Sting o Alejandro Sanz.