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Tribuna:EL REGRESO DE ARENAS AL PP ANDALUZ
Tribuna
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Segundas partes nunca fueron buenas

En una entrevista que la cadena de televisión Antena 3 le hizo a Javier Arenas Bocanegra y que vi y escuché con mucha atención, que se volvió perplejidad, cuando el ex vicepresidente segundo del Gobierno y ex secretario general del PP hacía protestas y afirmaba con entusiasmo de su mucho interés y de su futura y total entrega en la política andaluza al frente del Partido Popular.

Los que conocemos Andalucía por ser nuestra tierra, los que conocemos la política a desarrollar en ella, los que conocemos cuál ha sido la marcha de Alianza Popular en un principio y posteriormente del PP hasta estas fechas, los que conocemos al señor Arenas Bocanegra, nos hace por lo menos arquear la ceja a guisa de interrogación, no tan bién como lo hace él, al oírle decir el gran interés, el gran afán, la gran ilusión, la necesidad imperiosa que tiene de volver a Andalucía para ganarle la partida a Manuel Chaves, al Partido Socialista, porque, como digo, los que conocemos la historia del Partido Popular en Andalucía sabemos cómo se fue a Madrid, cómo con su gracejo y simpatía personal, que la tiene, cuando quiere, se granjeó la confianza del presidente del partido, José María Aznar, y dejó Andalucía en manos de segundones, de validos, y en muchos casos de bisoños; manejó el partido como si de un teatrillo de marionetas se tratara.

Toda aquella ilusión que nos hizo concebir en su primera etapa como presidente del PP andaluz, quedó desvanecida con sus formas de hacer. Fue dejando personas de valía en el camino; me viene al recuerdo un excelente diputado de Huelva; cómo agotó y aburrió a su amigo Manuel Pimentel; qué encono y sed de venganza contra el senador por Córdoba y todo porque les ganó un congreso provincial a los areneros, al aparato del partido; cómo le daba abrazos a Megino diciéndole que sería el alcalde de Almería en el año 2003, y sin que pasaran unos minutos, brindaba, con el todavía presidente provincial de Almería, porque éste sí iba a ser el alcalde del PP en los mismos comicios. Ahora, en unas recientes declaraciones, el señor Arenas manifestaba la falta de rencor del PP hacia Juan Megino, se ve que no escuchó en las elecciones municipales los mítines pronunciados por Hernando y Antonio Sanz (ex secretario), donde sí se hablaba, y con reiteración, de rencores y otras lindezas cuando se referían al candidato de GIAL a la alcaldía de Almería. El mundo al revés, después de la conducta observada para con Juan Megino por parte del PP y, muy especialmente, por el señor Arenas, ahora resulta que los ofendidos han de ser el PP de Arenas y los amigos de éste. Puedo contar tantas y tantas historias ciertas que me vienen a la memoria y que no cito por no alargar el artículo, pero si necesario fuera así lo haré.

No olvidaré aquella noche en Granada, en el Palacio de Congresos, presentes José María Aznar y también Arenas, cuando el entonces histórico militante desde los tiempos primigenios del partido, y a la sazón alcalde de Granada, Gabriel Díaz Berbel, en un rasgo de sinceridad y de visión del futuro político, advirtió que irse Arenas de ministro de Trabajo a Madrid había sido descabezar al PP en Andalucía, donde nos había hecho concebir ilusiones que desgraciadamente quedaron frustradas y que el devenir del tiempo, que es el que da y quita razones, se la dio a Gabriel Díaz Berbel. Andalucía quedó sin cabeza y a la deriva, aunque todavía en las elecciones autonómicas del año 2000 el partido aguantó por la inercia acumulada, pero remansadas las aguas políticas y vueltas a su cauce y a la vista del posterior y torpe comportamiento del PP andaluz, se ha producido en las elecciones autonómicas de marzo de 2004 el desplome electoral y la triste derrota anunciada con años de antelación por observadores imparciales del panorama político. Por supuesto que al señor Díaz Berbel, por su advertencia y su profecía, se le pasó factura, ha sido relegado y aparcado de todo cargo y consideración.

Quisiera equivocarme en lo de segundas partes y que en este caso fueran buenas, y los andaluces volviéramos a ilusionarnos, aunque es difícil con un líder que abandonó Andalucía, por mucho que él diga lo contrario, y que dejó muchas promesas incumplidas. El pueblo andaluz sabe que si el PP hubiera ganado las elecciones generales del 14-M, Javier Arenas Bocanegra no hubiera vuelto a Sevilla nada más que a visitar a su respetada familia. Ha regresado a Andalucía derrotado y con el único bagaje de su acta de diputado como escudo.

He leído con inquietud que el señor Arenas pretende celebrar congresos provinciales del PP y que quiere o pretende que en cada una de las ocho provincias andaluzas haya una sola candidatura, lista única. Esto me recuerda los comportamientos de todas las dictaduras. Lista única y votación abrumadora. Y digo yo, ¿qué pasará si en alguna provincia se presenta alguna candidatura no oficialista y gana? ¿Volverá a ocurrir lo mismo que ya pasó en Córdoba?

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Manuel Arqueros Orozco es abogado y ex senador del PP

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