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Una suave Courtney Love, en el juzgado

La cantante estadounidense Courtney Love se declaró culpable de las faltas leves que se le imputaban por mal comportamiento y aceptó su participación voluntaria en un programa de rehabilitación para drogadictos. Love, de 39 años, quiso así poner fin a uno de los tres casos pendientes contra la intérprete por conducta desordenada. Durante su comparecencia en el tribunal de Los Ángeles, la cantante mostró un comportamiento más recatado de lo habitual, con un vestido color malva y un tono de voz tan bajo que la juez Patricia M. Schnegg tuvo que pedirle que elevara la voz. La viuda del también cantante Kurt Cobain, que fuera líder del grupo Nirvana, comenzará así un programa de rehabilitación de varios meses que no incluye su ingreso en ningún centro. Durante el programa, Love recibirá clases, asesoramiento y tendrá que superar controles inesperados que demuestren que está limpia de drogas. Si fracasa durante este programa, la sentencia podría ser de 90 días de cárcel. Incluso en el mejor de los casos, Love aún tendrá que responder a otros dos casos que pesan sobre ella. Uno de ellos está relacionado con la misma detención, ya que después de haber sido arrestada por mal comportamiento, cuando tiraba piedras a la casa de su ex novio, Love entregó a los policías que la acompañaron a su hogar una bolsa con barbitúricos. Love se ha declarado inocente de este cargo, del que será juzgada el próximo 4 de junio y que puede llevar una pena de tres años y ocho meses de cárcel si es considerada culpable. El tercer caso está relacionado con su detención el pasado 18 de marzo en Nueva York, acusada de asalto tras golpear a un aficionado con un micrófono mientras actuaba en un club neoyorquino.-

Los periodistas Pablo Torres, Francisco Minaya y Pilar Benito presentaron en Madrid su libro 11-M. Homenaje a las víctimas, en el que que intentan "dar testimonios de vida frente a la muerte, el terror y el fanatismo, que no conducen a ningún lado". Los autores dedicarán parte de sus beneficios a los damnificados. Para el poeta Félix Grande, que participó en la presentación junto a la fotógrafa Marisa Flórez, es un "libro moral, limpio y solidario que retrata una catástrofe psicológica que cada uno habrá de superar como pueda".

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