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Reportaje:

El universo, a cualquier hora del día con una parabólica

La Universitat es la primera en ofrecer a investigadores y alumnos el estudio del cosmos a través de ondas de radio

La dificultad de estudiar un objeto emisor tan lejano como los cuerpos celestes se compensa por la rápida evolución actual de las técnicas de observación astronómica, lo que facilita la reconstrucción de mapas tridimensionales a gran escala de las estructuras cósmicas: el viejo sueño de Hubble. Siguiendo la obstinación que llevó al astrónomo americano a estimar la distancia a las galaxias a partir de la constante de proporcionalidad y de su velocidad de recesión a principios del siglo pasado, la Universitat de València ha adquirido una antena de radioastronomía de tres metros de diámetro que permitirá explorar el cielo a cualquier hora del día.

Se trata de una potente parabólica anclada sobre dos ejes de movimiento, y dotada de un receptor capaz de sintonizar una frecuencia de 1.400 MHz, correspondientes a una longitud de onda de 21 centímetros. Una frecuencia considerada "óptima" para poder analizar la estructura espiral del sistema solar, y poder hacer el seguimiento de cualquier astro en cualquier condición atmosférica, "haga frío o calor, a cualquier hora del día", precisó ayer el profesor José Carlos Guirado.

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Roto pues el cliché de "cazadores de estrellas de noche y nebulosas de día", la adquisición de este equipo de observación sensible a las ondas de radio procedentes de cualquier cuerpo celeste o galaxia (sean nebulosas, estrellas supernovas, planetas o quásares), convierte a la institución en la primera universidad española que "ofrece a sus investigadores y estudiantes un equipo astronómico multifrecuencia", dijo el rector Francisco Tomás, al recordar que la antena se suma al telescopio óptico del Centro Astronómico del Alto Turia (CAAT) inaugurado en 1998.

De hecho, la "formación práctica" trasciende a la investigación puntera del Departamento de Astronomía y Astrofísica que dirige José María Ibáñez y del que forma parte el internacional Jon Marcaide, y se abre a las licenciaturas de Física, Matemáticas y Periodismo (área de divulgación científica), de las que proceden los 200 alumnos que ya han pasado por este laboratorio.

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Entre los proyectos de investigación estrella que podrán activarse con este equipamiento destaca, sin duda, "el estudio de la estructura tridimensional de la Vía Láctea para determinar su curva de rotación, y con ello, la existencia de materia oscura en la galaxia". Lo cual, según explicó Guirado, permitirá además "establecer comparaciones entre resultados, debido a que la observación mediante ondas de radio es muy diferente a la observación óptica [mediante telescopio]". Otro proyecto que se activa, añadió, es "la colaboración en el proyecto SETI (Search for Extra Terrestrial Intelligence), orientado a la búsqueda de señales inteligentes fuera de la Tierra". Aunque, si bien reconoció que las posibilidades de éxito con una antena de 3 metros son más bien "bajas", trabajar con un receptor de 21 centímetros permite a los alumnos formarse en unas técnicas de observación claves a corto plazo.

Como anticipo está la reciente implicación del grupo de radioastronomía -que integran Guirado, Eduardo Ros y el joven becario predoctoral Iván Martí-Vidal- en el estudio de "la futura producción científica de nuevos instrumentos que funcionarán también dentro del rango de longitud de ondas de radio, como el programa ALMA (Atacama Large Milimiter Array) y SKA (Square KIometer Array)" que, según Guirado, "son instrumentos que revolucionarán el mundo de la astronomía, y que la Universitat habrá construido". Hace unos años, el grupo de radioastronomía participó, recordaron ayer Ibáñez y Guirado, en el descubrimiento de la radioestructura de la supernova SN1993J, y realizó una película de la historia de la expansión de la supernova más joven y misteriosa.

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