En torno a la reforma de la M-30

Leo bajo el más completo asombro y sorpresa en EL PAÍS del sábado 15 Mayo, los planes del alcalde Alberto Ruiz-Gallardón para la remodelación de la carretera M-30.

En una democracia moderna como la actual, aunque sometida a la habitual prepotencia con que los gobernantes ejercen el poder desde la mayoría absoluta, es necesario explicar de forma detallada y transparente la asunción de un proyecto con un coste de 3.900 millones de euros, que supondrá hipotecar los presupuestos de la ciudad durante los próximos 35 años, así como la realización de un estudio de impacto ambiental de dicho proyecto que Alberto Ruiz-Gallardón pretende no realizar.

Como potencial afectado de esta catástrofe urbana, que en mi caso supone la expropiación de gran parte del jardín de mi comunidad de vecinos, así como unos futuros índices de contaminación acústica y aérea insoportables, exijo respuesta inmediata a las siguientes cuestiones:

1. Realizar un estudio medioambiental pormenorizado que indique y especifique las repercusiones medioambientales que dicho proyecto supondrá en cada una de las zonas afectadas.

Pese a que el alcalde Alberto Ruiz-Gallardón insista en que la M-30 se convertirá en una alfombra verde, el volumen de circulación se incrementará en más de un 30%, con el consiguiente aumento de la contaminación, que en el caso de los tramos soterrados exigirá unas chimeneas de ventilación que en muchos casos concentrarán esa polución sobre edificios de viviendas.

2. Evaluación de posibles alternativas; me parece verdaderamente curioso que en el caso del tramo que me afecta se decida discurrir la M-30 por encima de viviendas habitadas en vez de desviar el tramo por el Club de Golf Puerta de Hierro, con un coste social infinitamente menor.

Confío en que el señor Alberto Ruiz- Gallardón esté dispuesto a demostrar la transparencia y el buen juicio del que siempre ha presumido, replanteando este desmesurado y esperpéntico proyecto.