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Reportaje:BODA REAL | La pasarela

De la pamela a la pluma

Los vestidos de las invitadas a la boda reunieron los mejores y más exóticos diseños

Hubo de todo. Desde la elegancia del chanel de Carolina de Mónaco, que apareció en la catedral sin su marido, Ernesto de Hannover, quizá reposando la cena de la noche anterior en el Palacio de El Pardo, y que reapareció para el banquete nupcial, al conocido poco empeño en ir favorecida de la reina Margarita de Dinamarca, esta vez en corales encendidos; desde el patinazo de Margarita Nuez vistiendo a la madrina, la reina Sofía, con un vestido que le estaba aparentemente grande, a la infanta Cristina, para la que Jesús del Pozo hizo un fantástico abrigo gris de guipur de algodón, que completaba con una enorme pamela beis-champán con lazo color café.

Protagonistas de la elegancia, Marie-Chantal Miller, esposa de Pablo de Grecia, ataviada en gris y beis por Valentino; o Matilde de Bélgica, en azul pálido con escote barco años 60, del creador belga Édouard Vermeulen, quien también atavió a Máxima de Holanda, ésta en tonos naranja. Marie-Chantal y Máxima llevaron dos de las pamelas más grandes de la boda -excepción hecha de la mujer del empresario José Cusí, y de la esposa de Miguel Indurain, Marisa López de Goicoechea-, que seguramente les evitarían tener que confraternizar en demasía con sus compañeros de mesa durante el banquete.

La reina Noor coincidió, con su abrigo de Dolce & Gabbana, con Elvira Lindo
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Dos bellezones como Noor y Rania de Jordania no tuvieron su mejor día. Noor coincidió, con su abrigo de Dolce & Gabbana, con la escritora Elvira Lindo. La esposa del actual rey, Rania, se puso un magnífico modelo de Givenchy en blanco y malva, pero largo, fuera del protocolo. En otro orden distinto de belleza, también fue ayer de largo Irene de Grecia, hermana de la Reina Sofía, en azulón con falda ajedrezada, y el conocido y sobrio moño Irene.

Atrevida en su atuendo, como es su costumbre, la duquesa de Alba se colocó un tocado multicolor y multiforme, que favorecía una visión bastante parcial de su rostro.

Sobresaliente Sonsoles Espinosa, esposa del presidente del Gobierno, en colores berenjena y marrón de Elena Benarroch, con un fantástico sombrero a juego y muy segura de su palmito, ya que se puso zapato plano. Llevaba pendientes hechos por el ex presidente Felipe González.

Benarroch vistió también a la portavoz socialista en el Ayuntamiento de Madrid, Trinidad Jiménez, que, acompañando su vestido gris, llevaba un favorecedor pavo real en la cabeza.

Magdalena de Suecia; la esposa del alcalde de Madrid, Mar Utrera; la de Mariano Rajoy, Elvira Fernández; la del ministro de Defensa, Ana María Rodríguez, y la exótica Graça Machel, esposa de Nelson Mandela, muy étnica en guinda subido con gran tocado a juego, fueron algunas de las mujeres destacadas. Guapísimas la madre y hermanas de la contrayente, Paloma Rocasolano y Erika y Telma Ortiz. A las tres las vistió Felipe Varela.Entre las más osadas, Diana Garrigosa, esposa de Pasqual Maragall, con boina granate de pluma verde, mezcla de Robin Hood y marinero. Y Loyola de Palacio, indescriptible en general, especialmente al llegar al sombrero, posiblemente inspirado en los guardias de la Torre de Londres. Para hacerse una idea de cómo iban Marta Luisa de Noruega y Ágatha Ruiz de la Prada, ésta con los colores de la bandera republicana, es mejor acudir al testimonio gráfico.

Las ministras españolas habían decidido llevar moda nacional, y muchas, de sus zonas de origen. "Haciendo patria", como dijo la titular de Fomento, Magdalena Álvarez, refiriéndose a su elección de la modista sevillana Marisa Martín, quien la vistió en un favorecedor juego de colores coral, pero cargó un poco la mano en la patria, a tenor del número de volantes del traje. La más elegante del Gobierno, la vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, ataviada en salmón por la catalana Marta Rota.

Con el modelo de Ana Botella en gasa beis con chaqueta verde agua y cinturón anudado que remarcaba bien remarcada la cadera, Roberto Torretta demostró que tanto daba que la esposa de José María Aznar hubiera conservado a su modista de Valladolid de toda la vida.

Los más divertidos de la boda fueron los niños-paje, vestidos por Lorenzo Caprile. Lo más kitch, el sombrero-periódico de una invitada.

Entre los caballeros, un estupendo Miguel Bosé y un Rodrigo Rato caminando al margen de su chaqué. Sólo dos hombres huyeron de esta prenda preceptiva: los sindicalistas José María Fidalgo y Cándido Méndez. Jaime de Marichalar, que lució abanico, combinó, entre camisa, chaleco y corbata, los colores azul, blanco, verde y rosa, en plan cielos de Madrid de Pascua Ortega.

Arriba, de izquierda a derecha, Trinidad Jiménez, Loyola de Palacio, en rojo y naranja, Simoneta Gómez-Acebo, con sombrero verde limón. Debajo de esta última, Kalina de Bulgaria, con sombrero color beis e hilos zanahoria. Abajo, de derecha a izquierda, Miriam Ungría, con tocado de paja y plumas de colores; Carla Royo-Vilanova, con anillo de Saturno color malva, y Marta Luisa de Noruega, con vestido amarillo de tulipanes rojos, color del tocado.
Arriba, de izquierda a derecha, Trinidad Jiménez, Loyola de Palacio, en rojo y naranja, Simoneta Gómez-Acebo, con sombrero verde limón. Debajo de esta última, Kalina de Bulgaria, con sombrero color beis e hilos zanahoria. Abajo, de derecha a izquierda, Miriam Ungría, con tocado de paja y plumas de colores; Carla Royo-Vilanova, con anillo de Saturno color malva, y Marta Luisa de Noruega, con vestido amarillo de tulipanes rojos, color del tocado.

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