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Un estudio de la Agencia Antidroga cuestiona la 'ley antibotellón'

El fracaso de la ley antibotellón para evitar el consumo de alcohol en la calle -la Policía Municipal admitió hace una semana que quedan al menos 69 lugares donde se práctica- tiene una explicación: la medida llegó "demasiado pronto" y "demasiado tarde", según recoge una monografía editada por la Comunidad, coordinada por la Agencia Antidroga y que presentó ayer la viceconsejera de Salud Pública, Inés López-Ibor.

"Dudamos muy seriamente de su eficacia [de la ley] si no va acompañada, incluso que precedida, de una gigantesca labor de análisis, discusión y valoración". "Si se pretende imponer una ley sobre hábitos sociales arraigados, se corre el riesgo de su ineficiencia o de caer en la pura represión para su aplicación". Este análisis figura en el trabajo Más allá del botellón, que ha sido elaborado por Javier Elzo, María Teresa Laespada (los dos investigadores de la Universidad de Deusto) y Joan Pallarés (de la Universidad de Lleida).

El gerente de la Agencia Antidroga, Manuel Molina, dijo ayer que aunque el trabajo haya sido encargado por la agencia se trataba de un estudio "independiente", y defendió la norma. "La ley está muy bien trazada", lo que no quiere decir que no se someta "a constante revisión y adaptación a los cambios", declaró. "Deben de existir normas, lo que no quiere decir que sólo con medidas legales se puedan atajar los problemas", añadió. La solución, en línea con lo propuesto por los autores del trabajo, es un abordaje "multisectorial", afirmó Molina.

"Hemos llegado a donde hemos llegado porque la sociedad entera se ha acomodado al modelo juvenil de diversión dominante. Más aún, lo ha magnificado, cuando no envidiado", destacan los autores.

Accidentes de tráfico

El trabajo descarta crear zonas alejadas para el botellón, ya que, aunque se evitan las molestias, se añade un peligro: el tráfico. Además, estas zonas menos controladas incrementan el riesgo de que "se registren ingestas excesivas de alcohol".

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Los autores destacan la contradicción de que, mientras las subidas del precio del alcohol en otros países han reducido la proporción de jóvenes que beben en exceso, en España han sido los elevados precios de los locales de ocio nocturno los que han impulsado la práctica del botellón para ahorrar. Parte de la solución, apuntan, es aplicar políticas de reducción de daños como las empleadas con los consumidores de drogas, aunque tienen el peligro de que en vez de evitar el botellón se conviertan en actividades complementarias.

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