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Reportaje:

Pierre Huyghe y los fantasmas del presente

Presentar tus obras en un castillo del siglo XVIII convertido en museo de arte contemporáneo, donde las galerías pintadas al fresco se alternan con los espacios blancos y neutros idóneos a las exigencias del arte actual, entraña evidentes problemas. Por ello, para su muestra en el principal museo de arte contemporáneo italiano el Castello di Rivoli de Turín, Pierre Huyghe (París, 1962), uno de los artistas más interesantes de la hornada aparecida a principio de los años noventa, ha concebido Float, una estructura aerostática que reproduce exactamente la sala de acceso al recorrido expositivo. La idea era que el "rectángulo" aerostático llegase al castillo traído por 400 niños en una procesión inspirada en antiguas tradiciones. Luego tenía que ser colocado alrededor de las paredes de la sala mediante un sistema de pequeños ganchos. Desgraciadamente el día de la inauguración una lluvia insistente impidió llevar a cabo el ritual, de modo que el evento se realizará el 18 de julio, día de clausura de la muestra. Mientras tanto, aunque sin procesión, Float ha sido instalado y los visitantes entran en la exposición a través de esta estructura fantasmal que convierte el white cube, el cubo blanco del museo, en un espacio más frágil, ligero y abierto. "Float es un fantasma del espacio arquitectónico que permite acceder al mundo de Huyghe. El espectador no recorre una selección de obras, sino una entidad única que explora el arte y sus mecanismos de forma rigurosa, sin caer en los estereotipos", afirma Carolyn Christov Bakargiev, comisaria de la muestra y jefe de exposiciones del museo. En la sala central se exponen cuatro vídeos, dos de los cuales se presentaron en el Pabellón de Francia en la Bienal de Venecia 2001, donde Huyghe ganó el Premio Especial del Jurado convirtiéndose en uno de los nombres imprescindibles en las exposiciones colectivas más prestigiosas de los últimos años.

"Los vídeos se alternan según un orden cronológico. Sólo uno a la vez tiene luz y sonido, mientras los demás siguen proyectándose desenfocados y sin audio, para evocar los mecanismos de la memoria y la forma en que emergen los recuerdos", explica Bakargiev. Se empieza con Blanche-Neige Lucie, un documental que reflexiona sobre el concepto de identidad a partir de la historia de Lucie Dolène, la cantante que dio la voz al personaje animado de Blancanieves en la primera versión de la película en los años sesenta y que, 30 años después, demandó a la Disney para recuperar los derechos sobre su voz, que había sido reproducida en múltiples formatos.

Sigue Les Grands Ensembles, un vídeo donde dos edificios anónimos de la periferia urbana mantienen un diálogo misterioso a través del juego de luces de sus ventanas. "Dos fantasmas de inmuebles, símbolo del fracaso de las utopías del siglo XX, que rechazan su destino de viviendas para protagonizar una historia", dice Bakargiev. En una retrospectiva de Huyghe no podía faltar Annlee, fantasma del concepto de personaje y protagonista de No Ghost Just a Shell, uno de los proyectos más fascinantes del artista. Annlee es el nombre con que Huyghe y su amigo Philippe Parreno bautizaron un dibujo manga que adquirieron en 1999 de una empresa japonesa de personajes virtuales para animaciones comerciales.

Huyghe y Parreno realiza-

ron los dos primeros episodios: Two Minutes Out of Time, donde Annlee reflexiona sobre su condición de signo, y One Million Kingdoms, donde convertida en una silueta transparente camina en un paisaje lunar, mientras que su voz se convierte en un diagrama de montañas que emergen a lo largo de su recorrido. Después, con la idea de liberar al personaje de las cadenas del copyright y darle la oportunidad de expresar su propia realidad, cedieron Annlee a varios artistas, incluidos Rikrit Tiravanija y Liam Gillick, para que contribuyeran al desarrollo de una narración colectiva. "Tras 16 episodios, Annlee ya tan sólo pertenece a sí misma. Entre el copyright y el copyleft, hemos creado un precedente legal, devolviendo los derechos al personaje. Ahora ya nadie la podrá utilizar, ni siquiera yo", afirma Huyghe, confirmando una vez más su afán de experimentación que le empuja a trabajar con diversos formatos, alternando estrategias tradicionales y nuevas tecnologías, solo o con otros artistas, dentro de un museo o en el espacio urbano. El mismo anhelo se descubre en las demás obras seleccionadas por Bakargiev, entre otras, Sleeptalking, una manipulación digital que a lo largo de tres minutos transforma el actual rostro de John Giorno en el que tenía cuando en 1963 protagonizó Sleep, la película de Andy Warhol que le inmortalizó durante ocho horas de sueño. De fantasma en fantasma, Huyghe conduce al público hacia el último acto: L'Expedition scintillante: A Musical, un concierto espectral de luces y humo con música de Satie. Es una de sus obras más enigmáticas. Material en cuanto caja de luz y sonido, inmaterial en cuanto escenario de un concierto soñado, L'Expedition scintillante es otra de las entidades intermediarias de la muestra: fantasmas del presente, construcciones del imaginario, elementos suspendidos en zonas desconocidas, inalcanzables a través del pensamiento binario. "Para concebir un fantasma hay que construir el impensable", concluye Bakargiev.

Pierre Huyghe. Castello di Rivoli. Piazza Mafalda di Savoia. Rivoli (Italia). Hasta el 18 de julio.

<i>Un aspecto de la obra &#39;L&#39;Expedition scintillante: A Musical</i>&#39;, de Pierre Huyghe, en Rivoli.
Un aspecto de la obra 'L'Expedition scintillante: A Musical', de Pierre Huyghe, en Rivoli.

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