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La trama contra Laporta buscaba una moción de censura

Un ex directivo del Barça y dos antiguos empleados urdieron un plan con el que querían llevar al hijo de Núñez a la presidencia

Joan Laporta fue víctima de una trama para desbancarle como presidente del Barça. Ésta es la tesis que se desprende de las investigaciones policiales y judiciales realizadas hasta ahora. Los implicados son boixos nois y dos ex empleados del Barça despedidos en otoño: Manuel Santos, un oscuro personaje del nuñismo que actuaba de enlace con los radicales, y Antonio Iglesias, ex jefe de seguridad del club. El ex directivo Ramon Fusté almorzó con ambos el 3 de febrero y estaba detrás de la conspiración que pasaba por pagar un letrado a los boixos para que les defendiera en su litigio con el club y urdir un intento de agresión a Laporta el día del Valencia-Barça. El objetivo deseado era despejar el camino para que Josep Lluís Núñez i Navarro, hijo del ex presidente, accediera al cargo mediante una moción de censura.

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La trama trascendió el 20 de enero un juez de Vic ordenó la intervención del teléfono

de Antonio Torn Antoñito, un boix noi investigado por tráfico de drogas. El hincha radical llamó entonces a Santos para conocer su impresión sobre su actitud en el Barça-Athletic (1-1) en la que lanzaron gritos a favor de Núñez y contra Laporta, que ya entonces había presentado una denuncia por amenazas. Según el auto del juez de Vic (Barcelona), los dos acusados llegaron a pactar el precio de la paliza a Laporta (30.000 euros) y que se repartirían entre ellos otros 6.000 euros. Los implicados decidieron actuar cuando el Barça cayó eliminado de la Copa, el 29 de enero. En una de las charlas, Santos expresó su certeza de que la moción se iba a activar después de que TV3 emitiera unas palabras del ex presidente Núñez contra Laporta, registradas el 21 de enero pero que se iban a hacer públicas el 14 de febrero con motivo de la emisión de un programa sobre Valero Rivera.

El 3 de febrero, Santos, Iglesias y Fusté almorzaron y decidieron que los boixos tendrían un abogado para defenderles del acoso del club. En otra conversación, Santos explicó que Fusté estaba muy animado, que tenía una buena relación con el hijo de Núñez

[dice que pasó por el restaurante pero no sabe si por azar o porque le avisó Iglesias] y que todo podía estar resuelto en ocho días o tres semanas. La Policía detuvo en febrero a Santos y Antoñito. El letrado de Fuster dijo que su cliente no ha participado en "ninguna trama, plan, complot o proposición de agresión a Laporta ni tiene relación en este turbio asunto".

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