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La UEx investiga la obra del pintor modernista portugués Dominguez Alvarez

El aprecio a Portugal junto a la proximidad, tanto física como emocional, de dos culturas tan prolíficas como coincidentes y el gran desconocimiento que existe en España sobre todo lo relacionado con Portugal, motivaron a Antonio Trinidad Muñoz a estudiar la figura del pintor portugués José Cândido Dominguez Alvarez. Un trabajo de investigación con el objetivo de trazar su trayectoria artística, comprender el porqué de su obra y adentrarse en la complejidad cultural del Portugal de la primera mitad del siglo XX, y especialmente en el ambiente artístico de los años treinta.

El trabajo consta de dos partes: una primera que traza una visión panorámica de la pintura portuguesa desde comienzos del siglo XIX hasta mediados del siglo XX; y una segunda, que analiza con profundidad la obra del artista más representativo de ese panorama, en una tesis que sirve también de introducción al Modernismo pictórico portugués.

Dominguez Alvarez, pintor de ascendencia gallega ha sido considerado como uno de los más originales y destacados artistas del Segundo Modernismo portugués. El pintor estuvo desde muy pequeño vinculado a Galicia donde recibió parte de su educación y, probablemente también, donde se despertó su vocación plástica, explica Trinidad. De vuelta a Oporto, ingresó en la Escuela de Bellas Artes, y allí, entró en contacto con otros estudiantes de inquietudes similares, formando el Grupo Mais Além con el que realiza sus primeras exposiciones. No obstante, su trayectoria artística se ha caracterizado siempre por la independencia y, en buena parte, por la originalidad.

Tres estapas en su obra

En su evolución pueden distinguirse tres etapas, precedidas por lo un periodo de formación en el que son frecuentes los paisajes rurales y las pruebas escolares. Igualmente se caracteriza por las pinceladas gruesas, matéricas y prolongadas así como por el uso de colores apagados. La primera fase de su pintura se inicia en 1928, periodo en el que se centra, en paisajes urbanos, por lo general humildes, realizados casi siempre con la técnica del óleo y generalmente sobre madera. Es su fase más fauvista, pues utiliza el color de forma más primitiva y expresiva, sin pretensiones armonicistas y con coloraciones más intensas, fuertes y saturadas, explica el autor.

La segunda (1929-1936), es para el autor la más interesante y compleja de su carrera. En ésta mantiene los paisajes urbanos de la etapa anterior, pero ahora cada vez más diversificados. Son también de este periodo sus paisajes de Castilla, su serie de tabernas y de borrachos, sus cementerios y sus entierros, sus calles amplias y desoladas por las que transitan siluetas insólitas, hombres tuertos, metafísica de color y de misterio. Cromáticamente en esta segunda fase abandona los amarillos y aunque se mantuvo fiel a las coloraciones rojizas, éstas aparecen por lo general contrastadas con colores fríos o neutros.

La tercera etapa de su obra es la que se ha dado en llamar la fase de la desistencia, y se caracteriza por la huida hacia un paisajismo de corte naturalista bastante convencional. En esta fase el pintor renuncia a la visión personal e inconformista de su etapa anterior. Cromáticamente es quizá su fase más rica y variada, pero es también la menos original y llamativa de toda su carrera.

"En resumen, la obra de Dominguez Alvarez es, sobre todo, la obra de un paisajista que arrancando de la tradición se sobrepone a ella, y lo hace más por la temática que por la forma, pues respecto a ésta se mantiene siempre afín a un lenguaje figurativo no exento de modernidad", puntualiza el investigador. Es también innegable el valor poético de su pintura, finaliza.

Esta investigación recoge también las exposiciones en las que participó Domínguez Alvarez, y muy especialmente aquellas que tuvieron un carácter individual. Además aborda la vinculación del pintor al Grupo Mais Além lo que supuso su presentación en el medio artístico portuense, desde postulados rupturistas y críticos con la tradición naturalista que aún dominaba en Oporto y que fue el inicio de una carrera que aspiró a ser moderna y personal.

La tesis, calificada con sobresaliente cum laude, ha sido dirigido por Mª del Mar Lozano y Antonio Cardoso, del departamento de Historia del Arte.

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