La memoria de Hollywood

Después de publicar Amigos peligrosos, la primera entrega de sus memorias centrada en sus andanzas con Hemingway, Orson Welles, y Luis Miguel Dominguín, entre otros, el guionista y escritor estadounidense Peter Viertel prepara un segundo libro, que quiere terminar para el verano próximo. "Va a centrarse en aventuras personales, mi juventud, la segunda guerra mundial y mi vida en España", explicaba ayer después de una conferencia en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Málaga .

Nacido en Dresde (Alemania) en los años 20, llegó a Hollywood como otros tantos intelectuales centroeuropeos: huyendo del nazismo. Sus padres, él, director de cine y ella, guionista y actriz, le inculcaron la profesión."Lo más lógico es que los hijos del zapatero hagan zapatos", comentó. Por su casa pasaban celebridades como Marlene Dietrich, Thomas Mann, Beltold Bretch, Charles Chaplin o Aldous Huxley. Una de las mejores amigas de su madre era Greta Garbo. "Tenía una belleza muy fuerte", dijo, "es una pena que dejara el cine con 36 años".

Viertel narró los comienzos de su carrera. A los 18 años le ofrecieron trabajar como aprendiz de escritor y poco después hizo su primer trabajo con Alfred Hitchcock. "Estaba horrorizado", narró, "le dije que no tenía ni idea de escribir un guión. Entonces vino, gordo, muy inglés, y con muy buen humor, y me dijo que enseñaría en una hora".

Habló de su actividad como guionista. "Hemingway me decía que los escritores que trabajan en el cine son como putas, pero yo no me casé con una mujer rica ni tuve tantas ventas con mi primera novela", dijo.

Viertel resumió las carreras de muchos amigos, como John Huston y Orson Welles, con el planteamiento de una disyuntiva: "La vida o el arte".

Habló de la necesidad "de ser original", "no copiar el estilo de otros" y "hacer siempre lo que te gusta y divertirte". Denunció que el cine se ha convertido en un "negocio inmobiliario", en el que "quien tiene los cines tiene el poder", y criticó el cine estadounidense sea cuestión de dinero. "En la época dorada se hacían 250 películas anuales y ahora se hacen 50. En general, los productores no saben lo que quieren", dijo. Aconsejó a los alumnos que hicieran sus primeros trabajos en la televisión, a pesar de ser "un veneno para la cabeza".