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Reportaje:

Amor en toda regla

Massachusetts legaliza los matrimonios entre homosexuales

A las 0:01 de ayer, la ciudad de Cambridge, en el Estado de Massachusetts (EE UU), escribió otra nueva página de su historia como símbolo de la rebeldía. A esa hora, el Ayuntamiento abrió las puertas a cientos de parejas de homosexuales que habían esperado todo el día para entrar... y toda la vida para casarse. El cava y las lágrimas corrieron hasta bien entrada la madrugada. Por la mañana, la celebración se repitió en los otros 349 ayuntamientos de Massachusetts, el primer Estado que legaliza los matrimonios homosexuales.

"Es maravilloso que el Tribunal Supremo haya respaldado nuestros derechos como familia", decía emocionada ante la prensa Marcia Hams, la primera (junto a su futura esposa, Susan Shepherd), en solicitar la licencia matrimonial. Hams, de 57 años, y Shepherd, de 52, se conocieron hace 27 años, cuando ambas trabajaban como maquinistas, y tienen previsto casarse el próximo domingo.

Es necesario reformar la Constitución para dar validez legal a las uniones gays en todo el país

Otra pareja, con 49 años de vida en común, se presentó con un gran cartel anunciando su amor, en compañía de hijos y nietos. Niños, amigos y activistas acompañaron a las parejas protagonistas con tartas nupciales, arroz, pancartas de Love is in the air (el amor se palpa en el ambiente) y entonando el himno nacional estadounidense como forma de exigir la libertad e la igualdad para todos. La multitudinaria concentración obligó a la policía a acordonar tres manzanas de edificios.

Así culminan 10 años de lucha del movimiento por los derechos de los homosexuales en EE UU. Una andadura repleta de obstáculos, de intentos infructuosos y de rebeliones efímeras, como la encabezada por el alcalde de San Francisco hace unos meses que fue "aplastada" por ir en contra de las leyes vigentes. Esta vez, sin embargo, es el Tribunal Supremo de Massachusetts el que ha declarado inconstitucional la ley que sólo reconocía los matrimonios heterosexuales. Pero la batalla no ha acabado. La decisión del Supremo ha desencadenado una pugna entre las fuerzas conservadoras y las progresistas, cuyo acto final tendrá lugar en las elecciones generales de 2006.

Los votantes tendrán entonces la posibilidad de refrendar en las urnas una enmienda constitucional aprobada por el Congreso del Estado de Massachusetts, que prohíbe los matrimonios homosexuales pero legaliza las uniones civiles. Por cuestiones de procedimiento, la Cámara debe pronunciarse de nuevo el año próximo y, si la enmienda vuelve a ser aprobada, el siguiente paso para convertirla en ley será presentarla ante el electorado. Mientras tanto, los matrimonios entre parejas del mismo sexo son legales. La incógnita es el mañana. ¿Qué consecuencias tendría para las parejas si se deslegaliza? ¿Perderían los derechos adquiridos? Ésa es la batalla que comienza ahora a escala nacional. Los defensores de los derechos de los homosexuales consideran que es un buen momento para levantar las espadas políticas, puesto que éste es un año electoral. Tanto el presidente, George Bush, como su rival demócrata, John Kerry, están en contra de los matrimonios del mismo sexo, al igual que se opone la mayoría de la sociedad, según los sondeos de opinión. La influencia del futuro ocupante de la Casa Blanca será, no obstante, simbólica. Es necesario reformar la Constitución para legalizar los matrimonios gays en todo el país, algo reservado al Congreso. Poderosos grupos conservadores han lanzado una ofensiva para anular esa posibilidad. Pero quienes han esperado tanto tiempo para poder decir "si, quiero" siguen optimistas. Susan Shepherd, la primera en pedir la licencia, lo expresa así: "Esto puede cambiar la vida de algún adolescente gay que lo esté viendo".

Hillary (a la derecha) y Julie Goodridge levantan sus manos ante la funcionaria Judith McCarthy, en Boston.
Hillary (a la derecha) y Julie Goodridge levantan sus manos ante la funcionaria Judith McCarthy, en Boston.AP

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