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Reportaje:

Daoiz y Velarde, a ritmo de vals

Cien parejas de ocho países participan en un certamen internacional de bailes de salón

La cancha de baloncesto del polideportivo Daoiz y Velarde, en el distrito de Retiro, se convirtió este fin de semana en un enorme salón de baile. Más de 100 parejas llegadas de media Europa -incluida España- compitieron por alzarse con el Trofeo Internacional de Baile Deportivo Ciudad de Madrid.

Las tapias del pabellón, testigos directos del horror de los atentados del 11-M -el polideportivo se convirtió aquella mañana en un improvisado hospital-, se olvidaron por un día de aquellos trágicos momentos para dar paso al color, a las lentejuelas, al pasodoble, vals vienés, dance, tango, cha-cha-chá... Y a los ritmos latinos.

Visto desde las gradas, el espactáculo mostraba imágenes similares, por su levedad y su elegancia, a las de una competición de patinaje artístico, pero sin cuchillas en los zapatos y, por supuesto, sin hielo.

"Se trata de la competición más importante celebrada hasta la fecha en la Comunidad de Madrid, con las mejores parejas de Alemania, Suiza, Inglaterra, Bélgica, Polonia, Italia, Portugal y España", señaló la directora del evento, Julia Kroumova. Nacida en Bulgaria, Kroumova llegó a España hace siete años con la intención de ampliar sus estudios de Empresariales, pero acabó montando una escuela de bailes de salón y luchando por introducir a Madrid en el circuito profesional del baile con pareja.

La competición puntúa para la clasificación mundial de la International Dance Sport Federation, que reúne a las mejores parejas de Europa. Siete jurados internacionales fueron los encargados de juzgar a las parejas. Evaluaban el ritmo, técnica, coreografía, imagen y expresión corporal. En la próxima edición de los Juegos Olímpicos de Atenas, el baile de salón sera deporte de exhibición.

Entre las parejas que pasaron por Madrid estaba la formada por la española Blanca Ribas y el alemán Chris Kies, subcampeones del mundo de todas las modalidades y que ayer se alzaron con uno de los premios del certamen.

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Ribas comenzó a bailar a los siete años. "Mi madre me llevó a un espectáculo y me enganché para siempre", afirma. Lleva 10 años entrenando cuatro horas diarias, y muchos fines de semana se recorre medio mundo para participar en los campeonatos.

Kroumova explica que el baile deportivo de competición se divide en dos modalidades: latinos y standard. "Los standard se desarrollaron entre 1920 y 1930 por un grupo de profesionales ingleses e incluyen el vals inglés, el tango moderno o el vals vienés. Los bailes latinos incluyen rumba, ritmos afrocubanos, samba y cha-cha-chá". Es un deporte de cuerpos esculturales y vestidos de pedrería de Swarousky, que pueden costar hasta 1.800 euros.

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