El Calderón se queda mudo
El Atlético se aleja de la Copa de la UEFA al marcar el Zaragoza, con 10, dos goles al final
El Atlético se descuelga de Europa. "Me juego lo que sea a que entraremos en la UEFA", profetizó su técnico, Gregorio Manzano, hace dos semanas. Ayer, después de recibir dos goles en el tiempo de descuento, el preparador jienense ya no estaba tan seguro: "Es una pena que el trabajo de 37 semanas se vaya al traste el dos minutos". Y analizando el juego del equipo rojiblanco nada invita al optimismo. El Zaragoza metió dos goles en el descuento, desorbitó la mirada de los atónitos seguidores rojiblancos y provocó la enésima decepción en el Calderón en un encuentro "con carga emotiva".
El Atlético saltó al campo con dos mediocentros. Con dos pivotes con nombre propio: De los Santos y Simeone. Inédito tándem en Liga en el Calderón. Los dos se caracterizan por camuflarse de centrocampistas cuando en realidad son defensas. Simeone, al menos, algún día supo hacer correr la pelota en la dirección adecuada. De los Santos, no. Entre los dos edificaron un centro del campo con los cimientos de plomo. incapaces de mover el balón. Imposible encontrar alguna solución. Su calamitosa actuación le recordó al Calderón que entre las filas del rival figuraba un mediocentro que sí conoce su oficio y que pertenece a la nómina del Atlético, Movilla, y le dedicaron varios gritos de apoyo, además de una pancarta que rezaba: "Esta es tu casa".
ATLÉTICO 1 - ZARAGOZA 2
Atlético: Aragoneses; Gaspar, García Calvo, Lequi, Sergi; De los Santos, Simeone (Gabi, m. 46); Aguilera (Nikolaidis, m. 46), Paunovic, y Fernando Torres (Olivera, m. 88).
Zaragoza: Valbuena; Cuartero, Álvaro, Milito (Rebosio, m.70), Toledo; Galleti, Ponzio, Soriano (Generelo, m. 70), Savio (Jordi, m. 46); Dani y Villa.
Goles: 1-0. M. 65. Nano, tras un buen pase de Nikolaidis.
1-1. M. 91. Toledo, desde dentro del área, tras un golpe franco.
1-2. M. 93. Toledo, al contragolpe.
Arbitro: Téllez Sánchez. Amonestó a Galleti, Soriano, Fernando Torres, Toledo, Álvaro y Gabi. Expulsó a Cuartero con la tarjeta roja directa (m. 90).
Unos 50.000 espectadores en el estadio Calderón. Se guardaron dos minutos de silencio por Jesús Gil, ex presidente y máximo accionista del club, fallecido el viernes pasado.
El Zaragoza, a lo suyo. Lo suyo era no hacer prácticamente nada y dejar que el Atlético se cociese en su propia miseria creativa. Los rojiblancos lanzaron una vez a puerta en ese periodo. El Zaragoza, tres. Torres tenía que bajar al medio para recoger el balón, mirar al frente, no ver a nadie y empezar una de sus carreras sin futuro. Muy lejos de la portería, el Niño se desesperó más por la falta de acompañamiento de los suyos que de las patadas, frecuentes, que recibió.
En el segundo tiempo a alguien se le ocurrió que en el banquillo aguardaba Gabi. Al chico nadie le quiere "quemar". Al parecer, por eso no juega. Al parecer, por eso se le sugiere que no juegue. Y, al parecer, es una mala idea. Porque Gabi saltó al campo y el Atlético mejoró mucho. El canterano entiende el juego. Le costó hacer correr la pelota por la pasividad de todos sus compañeros y se encontró demasiadas veces con un panorama estático que le obligaba a retener la pelota. A pesar de eso, el fútbol, poco a poco, como a través de un desagüe casi atrancado, empezó a fluir. También contribuyó Nikolaidis. Limitado como es, al menos el griego se mueve.Se ofrece y pelea, pasea por el área por si cae algo y corre acompañando a la jugada, aunque las más de las veces las carreras sólo le sirvan para perder el resuello y mantener la forma física.
El Zaragoza, que ya en el primer periodo se había dedicado a poner en práctica la ley del mínimo esfuerzo, desapareció en la reanudación. El Atlético, con todos sus problemas, sus tosquedades, su avanzar a trompicones, se había apropiado del partido y, de paso, del marcador. Una buena jugada de Nikolaidis, de esa suyas de no dar por perdido el balón en el área, la había culminado Nano adelantándose en el rechace a Valbuena.
Fernando Torres se marchó, cuando quedaban dos minutos para el final, sustituido por el desconocido Olivera, apodado el pollito, un uruguayo que llegó en diciembre para reforzar la candidatura atlética a contratar a Lequi, cedido por el representante Paco Casal. Olivera se internó por la izquierda, muy cerca de la línea de fondo del Zaragoza, y ahí comenzó el principio del fin para el Atlético. El uruguayo fue cazado en falta por Cuartero, que vio la roja por su acción. La falta la botó mal Nano. El equipo perdió el sitio. hizo una falta en la frontal. Tres jugadores del Zaragoza le ganaron la espalda a la defensa y Toledo marcó el empate. El Atlético sacó de centro. Perdió el balón y el equipo aragonés, tras un contraataque dejó mudo el Calderón. Con los ojos muy abiertos y la UEFA a expensas del Villarreal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.