"La boda es una especie de gran ceremonial dramático"
Javier Montemayor, de 48 años, se ha ido ganando las canas que asoman en su pelo rizado a fuerza de realizar grandes acontecimientos, como la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Sidney o, a las órdenes de la desaparecida Pilar Miró, de los enlaces de las infantas Elena y Cristina. Ahora se enfrenta, con pasmosa tranquilidad, al reto de reflejar la boda del príncipe Felipe, esa especie de "gran ceremonial dramático", dice, que se celebrará el sábado próximo. El control central -una decena de unidades móviles y módulos prefabricados- está instalado al pie de la catedral de la Almudena.
"Entra Letizia, cámara 12, enfila el pasillo, la 15, la 20...". Como un músico con la partitura en la cabeza, Montemayor es capaz de recitar de memoria el orden en el que las más de 190 cámaras desplegadas -60 sólo en el templo-, irán captando el acontecimiento. "Tengo la ceremonia en la cabeza desde el primer plano hasta el último, sólo me faltan los protagonistas", afirma con satisfacción mientras detiene, en su ordenador portátil, el vídeo del enlace de la infanta Cristina. "Las bodas anteriores nos han dado mucha experiencia. No vamos a hacer un espectáculo, sino un documental en tiempo real. Mi misión es contar una historia con belleza, pero de manera sobria y elegante", afirma.
No habrá ensayo con los novios ni con dobles. Los medios técnicos actuales lo hacen innecesario. "Me basta con saber que el Príncipe mide 1,97 metros", dice Montemayor, que ha estado en contacto con los protagonistas. "Fue una conversación de tres horas en La Zarzuela y han sido informados de todo".
El momento más importante, el sí quiero, será filmado, cámara al hombro y muy de cerca, por Juan Carlos Navas y Evaristo Canete, éste último compañero de Letizia en TVE. Según Montemayor, se trata, "sin lugar a dudas", de "los mejores cámaras del mundo".
A pocos días de la ceremonia la lluvia repica en el techo de las unidades móviles. Pero que llueva el día del enlace no es la principal preocupación del realizador. "Peor sería un viento fuerte. Si eso nos obligara a suprimir alguna fase del guión protocolario, como el saludo desde el coche descapotable, perderíamos mucho glamour", comenta el realizador.
La Almudena tiene para Montemayor tanto ventajas como inconvenientes. "Los alrededores son muy telegénicos. Es un lugar muy potente: un entorno imperial; pero en el interior hay menos riqueza artística que en las catedrales de Sevilla o Barcelona. Allí se pueden hacer planos de las cúpulas mientras suena la música, en la Almudena sólo sacaría piedra sobre piedra", dice. Montemayor está tranquilo; tiene una fe ciega en los profesionales de TVE, un operativo de alrededor de mil personas.
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