Gran ovación para una comedia mexicana
Entre carcajadas y con una ovación larga y cerrada recibió ayer Cannes la película mexicana Temporada de patos, dirigida por el joven debutante Fernando Eimbcke y con guión suyo y de Paula Markovitz. Realizada en blanco y negro, con cuatro pesos, y rodada entera en interiores salvo dos o tres escenas, la película, que participa en la Semana de la Crítica, cuenta con mucha gracia, ternura y realismo el domingo en casa de dos adolescentes de 14 años, Flama y Moko, a partir del momento en que se quedan solos y deben pedir una pizza para comer.
Sus partidas de videojuegos (Bush contra Bin Laden, y el Madrid contra el Manchester) y un par de apagones de luz; Rita, la vecina de 16 años que se instala en la cocina para hacer un pastel con hierbas raras; Ulises, el repartidor de pizzas que llega 11 segundos tarde a su entrega y se queda en la casa a echar el día, y un horroroso cuadro con unos patos colgado en el salón son los ingredientes de esta comedia llena de talento cómico con la que Eimbcke, que asistió a la proyección con parte de su equipo, logró un éxito sin paliativos.
Diego Cataño, el intérprete de Moko, fue la estrella de la presentación. Con su pelo afro y sabiduría inefable, contó que se tomó su primer trabajo como actor (los cuatro son primerizos) como una mera diversión: "Aunque fue como trabajar, para sacar algo bueno necesitas divertirte porque si lo haces sin querer no sale bien. Así que le dije a Fernando que teníamos que divertirnos mucho, y me hizo caso".
Eimbcke contó en el debate posterior a la proyección que prefirieron buscar actores sin experiencia, pero con mucha química entre ellos, y que eso requirió tanto jugar como dirigir. "Moko me dijo que el chiste estaba en pasarlo bien, y enseguida supe que tenía razón, así que jugamos mucho. Quise hacer una película muy realista con adolescentes porque admiro mucho su constante necesidad de búsqueda, su rebeldía contra todo lo establecido, su abandono, su energía, y porque puede que los adolescentes no sepan lo que quieren, pero saben lo que no quieren".
Algunos espectadores subrayaron cómo el filme enseña lo esencial del mundo adolescente: el descubrimiento de la soledad y el sexo, los problemas que supondrá ser adulto, la fácil confusión entre el amor y la amistad... Así que Eimbcke, un becado de la UNAM que hasta ahora sólo había rodado cortos y vídeos musicales, sale de Cannes, aupado en esta película pequeña y barata pero rica y gigantesca a la vez, como una esperanza cierta del mejor cine latinoamericano.
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