En la nueva etapa
Esta nueva etapa política que comienza se intuye menos mala, sombría y bronca que la pasada. Pero esto es como todo: lo importante no es cómo empieza, sino cómo acaba. Lo que tiene que existir por lo menos, y así se prevé, es un diálogo sin prepotencias con el nacionalismo vasco del PNV-EA, que representan en el censo a uno de cada tres ciudadanos vascos; contactos con las nuevas opciones abertzales no violentas, y un trasiego fluido de políticos que vengan y que vayan, algo inexistente en la anterior etapa. Lo que no creo es que vaya a cambiar la tendencia, y vayan a correr buenos tiempos, para el ultranacionalismo de ETA-Batasuna (que reflejan la opción uno de cada diez), aunque seguirán haciéndose notar y justificando la existencia de un violento y asesino patriotismo vasco.