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NATACIÓN | Campeonatos de Europa

Bronce cabreado

David Ortega, primera medalla masculina española en 50 espalda, se enfada por perder el oro

David Ortega, gran veterano de la natación española, ganó la primera medalla masculina en los Campeonatos de Europa. La décima subida a los podios fue para recoger el bronce en los 50 metros espalda, pero un bronce cabreado. Quedar a ocho centésimas del oro y a sólo dos de la plata, enfadó al nadador castellonense, de 1,91 metros y 86 kilos, que en julio cumplirá los 25 años. Se repitió, para colmo, el podio de Helsinki 2000, con el mismo oro para el alemán Theloke y la plata para el lituano Grigalionis. Pero allí Ortega quedó a 40 centésimas de ambos y el oro en los 100, su gran triunfo, le llenó.

A Ortega, ni le importó ayer que abría el escuálido palmarés masculino, pues aparte de las cuatro medallas obligadas conseguidas en la natación sincronizada, sólo femenina, las cinco siguientes, una en saltos y cuatro de la natación, dos en piscina y dos en aguas abiertas, también han sido ganadas por mujeres, las grandes protagonistas del mayor empujón en la élite del deporte nacional en los últimos tiempos.

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"No, no estoy contento, quedar tercero está bien, pero yo venía por el oro, a ganarlo", comentó un serio y molesto Ortega. "Hemos estado en ocho centésimas los tres primeros y en 10 los cuatro. Haciendo la misma carrera igual puedes tocar primero que cuarto. Simplemente, es tener la suerte de tocar delante".

El espaldista ya sabe lo que es subir a lo más alto de los podios, pero llevaba cuatro años cuatro años cosechando sólo fama de irregular. El joven que sumó un oro y dos platas en los Europeos júnior de 1996 y 1997, en 100 y 200, estalló a nivel absoluto con su medalla de oro en el hectómetro de Helsinki 2000, y el bronce en los 50. Pero falló poco después en los Juegos de Sidney -como le sucedió al resto de los nadadores españoles, salvo el bronce de Nina Jivanevskaia-, y desde entonces no había vuelto a lograr medallas. Ni en los Europeos de Berlín 2002 ni en los Mundiales de Barcelona 2003, donde su decepción fue enorme. Ni siquiera se metió en semifinales de 100 y el mismo lituano Grigalionis que le quitó ayer la plata por dos centésimas le dejó fuera de la final de 50 por una. Una cruz. Pero desde entonces ya sólo apuesta por la distancia más corta, aunque no es olímpica. Y si gana medallas, pese a su irregularidad, dice: "Hombre, eso está bien, pero cuando sea viejo".

Aschwin Wildeboer, en su debut en una final, tras perderse la de 100, fue séptimo. Hizo la misma magnífica salida que Ortega, con un tiempo de reacción de 0,64s -sólo fue mejor Grigalionis, con 0,61-, pero le faltó su fuerza. Sigue en rodaje.

Su hermano Olaf se metió con el último tiempo en la final hoy de 200 libres, en los que Van den Hoogenband no perdonará como en 100. Pero la nueva gran opción de medalla será Nina Jivanevskaia, en 100 espalda. Hizo el tercer tiempo tras la nueva estrella francesa, Laure Manadou -versión moderna de Christine Caron-, y de la rusa Stanislava Komarova. Ésta, ya ganadora aquí en 200, quedó en Barcelona detrás de Nina, frustrada cuarta.

David Ortega, durante la final de 50 metros espalda.
David Ortega, durante la final de 50 metros espalda.EFE

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