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Reportaje:

El aparcamiento infinito

Comerciantes de Almería exigen al Ayuntamiento el expediente de las obras de un 'parking' iniciado hace tres años

Los comerciantes de la Rambla Obispo Orberá, en Almería, están en pie de guerra. Llevan ya 34 meses con las aceras levantadas y su paciencia se ha agotado. La conflictiva construcción de un aparcamiento subterráneo con capacidad para 2.939 plazas es la causa de sus pesadillas. Ni el más pesimista de los vendedores habría pensado jamás que los 18 meses de plazo que se otorgaron para acometer esta obra se iban a multiplicar por tres.

La demora en el tiempo ha causado un daño "irreversible" a las cajas registradoras de los pequeños comerciantes de una de las calles más transitadas de la ciudad. Por este motivo, un grupo de tenderos se dirigió ayer al Ayuntamiento de Almería para presentar un escrito con 36 firmas, que representan a 47 negocios diferentes, exigiendo el expediente del contrato firmado entre el Ayuntamiento de Almería y la empresa constructora, Construaran.

"Quienes suscribimos somos propietarios de comercios que nos hemos visto gravemente afectados por la demora en el cumplimiento de las obras objeto de ese contrato. Demora que ha conllevado importantes perjuicios económicos para nuestros comercios, por lo que es nuestra intención reclamar, a quien corresponda, la reparación de los daños causados", reza el escrito presentado ayer en el Consistorio.

El hartazgo llegó a tal extremo que todos los comerciantes, reunidos antes de Semana Santa, decidieron reclamar esta documentación para emprender, si así lo estiman sus asesores, acciones judiciales contra el Ayuntamiento almeriense.

Lo cierto es que el aparcamiento ha implicado a tres alcaldes diferentes. Fue Juan Megino, como regidor del Partido Popular, quien presentó el proyecto y aprobó las obras en uno de los últimos plenos de su mandato. El socialista Santiago Martínez Cabrejas las inició, sin terminarlas; y ahora Luis Rogelio Rodríguez-Comendador, también del PP, tiene la encomienda de finalizarlas.

"En los once meses que llevamos al frente del Ayuntamiento se ha avanzado de un modo definitivo hasta el punto de que vamos a tener listo el aparcamiento para la próxima feria. El actual equipo de Gobierno ha hecho un importantísimo esfuerzo por desbloquear una situación especialmente compleja", explicó ayer el concejal de Obras Públicas, Gonzalo Bermejo.

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Estas explicaciones no convencen, sin embargo, a personas como Mari Carmen Barrios, propietaria de una tienda de zapatos que ha visto caer en picado la facturación desde noviembre de 2001, cuando arrancaron todos los árboles de la calle para iniciar el gran socavón donde se levantarían las plantas del aparcamiento. "La obra no se termina porque es mucha obra para poca empresa. Digan lo que digan", comenta la vendedora que, como el resto de sus vecinos, se las ingenia para atraer a los clientes. "Como la ley impide hacer rebajas fuera de época hay tiendas que ya han liquidado por reformas hasta tres y cuatro veces diferentes", explica Barrios.

Uno de los comerciantes más afectados, con 60 empleados en sus diferentes tiendas desparramadas a lo largo de la calle, es Guillermo Blanes del Águila, que hace las veces de portavoz del colectivo. "Creemos que se han hecho cosas fuera de la ley y que se han incumplido muchas otras. Ya son 36 meses y vamos para 48. Abren zanjas, las cierran y luego las vuelvan a abrir. Empiezan, paran, y así sucesivamente. Los trabajadores no van porque la empresa no les paga. Hoy mismo había tan sólo ocho para una obra de esta envergadura. Y queremos saber si hay responsabilidades", señaló ayer Blanes. El portavoz insiste en que el "gran objetivo" es presentar un precedente para que no vuelva a ocurrir algo así en la ciudad.

30 días de plazo

El Ayuntamiento de Almería cuenta ahora con 30 días para suministrar la información solicitada por los comerciantes. El ánimo de los vendedores como Antonio Belmonte, mayorista de artículos de peluquería, no se altera con el anuncio de ayudas para "levantar la zona" por parte del Consistorio.

Belmonte es de los que piensa que tres años son suficientes para haber cambiado el hábito de la clientela, que ha buscado otros comercios sin molestias ni ruidos. "Recuperar la zona va a ser imposible. A mí se me ha retirado una cantidad de gente que, por las características de mi negocio, sé que no voy a recuperar. El paso de la gente de la calle sí se recupera, pero los pedidos fuertes no", apunta el mayorista.

Sobre las ayudas anunciadas, los vendedores de la Rmabla del Obispo Orberá hacen un comentario unánime. "Si consisten en poner flores en la calle y una marquesina, no nos sirven", aseguran.

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