Nuevos 'rastros' de bacterias con 3.500 millones de años
En la ciencia también hay culebrones, y uno de los que más pasiones levantan es el del origen de la vida en la Tierra. En esta ocasión el guión del serial se escribe en el número de Science del pasado 23 de abril. Harald Furnes, del departamento de ciencias de la Tierra de la Universidad de Bergen, en Noruega, afirma haber encontrado pruebas de "antigua actividad microbiológica en lavas almohadilladas basálticas excepcionalmente bien conservadas, de unos 3.500 millones de años" en el cinturón de piedra verde (greenstone) en Barberton, Suráfrica. Lo excepcional es el carácter volcánico de las rocas, que en esta región son de origen metamórfico (formadas a partir de materiales sometidos a altas presiones y temperaturas elevadas), y tienen una antigüedad de entre 3.480 y 3.220 millones de años.
Lo que Furnes ha hallado son conjuntos de estructuras tubulares del tamaño de una bacteria. Conductos con un diámetro medio de cuatro micras (0,004 milímetros) y una longitud media de 50 micras (0,05 milímetros) a lo largo de los cuales, tras un examen con rayos X, se han detectado restos de carbono empobrecido.
El investigador noruego afirma que esas estructuras fueron excavadas en la lava por microbios, que se alimentaban de ella, y que esos rastros de carbono empobrecido son "material orgánico abandonado". Las estructuras encontradas se parecen mucho a otras menos antiguas -halladas en los noventa por Furnes y su equipo en la cordillera de Troodos, Chipre-, para las que sí se ha conseguido probar que fueron realizadas por microorganismos.
Jennifer Roberts, de la Universidad de Kansas en Lawrence, indica en Science, sin embargo, que los hallazgos en Barberton no prueban que hubiera vida hace 3.500 millones de años. Roberts añade que hay procesos abióticos químicos de los que puede resultar la excavación de estructuras tubulares en los suelos vítreos como los de las lavas en cuestión.
Pese esta objeción, Furnes mantiene su tesis: "Nuestro estudio indica que los microbios colonizaron el vidrio basáltico de la corteza oceánica primitiva de un modo muy parecido al que hoy en día emplean para penetrar en el vidrio volcánico moderno".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.