Bailarines como los demás
La compañía Danza Mobile, integrada por personas con discapacidad intelectual, presenta el montaje 'Lenguas congeladas'
Lenguas congeladas es el espectáculo de danza contemporánea que se representará en el teatro del Fórum todas las noches hasta mediados de junio. "Hay que verlo", dice una y otra vez su directora, Esmeralda Valderrama. La insistencia viene a cuento porque dos de los tres bailarines de la compañía tienen síndrome de Down. Valderrama lleva razón. Nadie, dada la aparente torpeza con la que se mueven los afectados por la enfermedad, diría que son capaces de bailar como cualquier otro. Y probablemente muy pocos crean en ellos.
Valderrama no sólo confió en sus posibilidades, sino que en 1995 creó en Sevilla un centro de formación en artes escénicas para personas con discapacidad intelectual y de ahí surgió la compañía que dirige, Danza Mobile. "Yo fui bailarina y siempre he pensado que el arte es comunicación, que todo el mundo puede bailar, no sólo la gente guapa", afirma. La directora considera que, a través de las artes escénicas, las personas con discapacidades intelectuales pueden alcanzar un mayor grado de desarrollo que el que lograrían "con la educación ortodoxa". "Expresando sentimientos, los discapacitados se mueven en un estadio muy superior al nuestro", asegura Valderrama.
"No vemos la discapacidad intelectual, sino la capacidad artística de nuestros actores y bailarines. En la escuela no hay psicólogos ni pedagogos, sólo profesionales de las artes escénicas, como en cualquier otro centro", señala el gerente de la compañía, Fernando Coronado, que acompaña a la directora y los bailarines en su estancia en Barcelona. Sobre la reacción de las familias de los alumnos del centro, Valderrama afirma: "Los padres lo suelen ver muy bien. Sus hijos hacen lo que les gusta y han encontrado un lugar en el que desarrollarse de forma plena".
La organización del Fórum vio actuar a Danza Mobile en un festival y les encargó un montaje específico para el evento. De ahí surgió Lenguas congeladas, cuyo argumento va que ni pintado al espíritu de diálogo que persigue: "Se refiere a cuando no puedes decir o no te dejan decir, cuando sólo lo puedes expresar con el cuerpo", explica Valderrama.
La coreografía del montaje la firma Javier Leyton, que baila junto a Daniel Parejo y José Manuel Muñoz, de 23 y 30 años respectivamente, ambos con síndrome de Down. "Expresamos pasión, sufrimiento y mucha fuerza", explica Muñoz. Pertenece a la compañía desde hace cinco años y trabaja de forma profesional desde hace dos.
"Para mí fue una exigencia que los bailarines fueran profesionales y que esto no fuera algo meramente social", explica Javier Leyton, de 35 años.
Leyton asegura que su trabajo con Parejo y Muñoz es igual al que desarrolla con otros bailarines: "Todos somos discapacitados para algo y a mí su discapacidad no me influye en el trabajo. Quizá con ellos tengo que trabajar más cuestiones de memoria o musculatura, mientras que con los otros tengo que centrarme en los sentimientos y la elasticidad". "Es una balanza", concluye el coreógrafo.
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