La amenaza de los intermitentes
Los llamados intermitentes del espectáculo, que durante el verano del 2003 hicieron imposibles los festivales musicales de Aix-en-Provence o La Rochelle, o el de teatro de Avignon, por sólo ceñirnos a los más prestigiosos, amenazan de nuevo. Y ahora también al Festival de Cannes. En 1968, los sucesos de mayo obligaron a paralizar antes de tiempo el certamen. El ministro de Cultura, Renaud Donnedieu de Vabres (RDV), teme que este año suceda otro tanto.
La primera escaramuza de los intermitentes se produjo en la madrugada de ayer cuando un centenar de trabajadores bloquearon durante unas horas la salida de los camiones en París que iban a transportar las copias de las películas hasta Cannes. Finalmente, los camiones, con un permiso especial para circular [en Francia está prohibida la circulación de camiones los fines de semana], salieron hacia su destino, con 24 horas de retraso.
El pasado jueves, trabajadores de este colectivo ya ocuparon el estudio de Canal + para formular ante las cámaras sus exigencias: un debate televisado sobre la condición de intermitente entre representantes sindicales y del ministerio, y el derecho a poder informar diariamente de sus problemas durante el Festival.
Cannes reúne durante doce días a 4.000 periodistas y supone para la ciudad y su región unos beneficios estimados en 100 millones de euros. No es, pues, extraño que el presidente del festival, Gilles Jacob, haya advertido a los intermitentes: "No tengo miedo por el futuro del festival, sino por el suyo, porque los comerciantes van a sacar sus fusiles del armario". El presidente del sindicato de hoteleros, Michel Chevillon, parece dar la razón a Jacob: "No sé cuándo van a llegar, pero si vienen por aquí me voy a ocupar personalmente de ellos", ha dicho en tono de pocos amigos.
507 horas en 10 meses
El problema de los intermitentes es sabido: hasta hace un año, para tener derecho a subsidio de paro, cotizar para sus futuras pensiones de jubilación y acceder a la asistencia médica, tenían que trabajar 507 horas en doce meses. La reforma les obliga a hacer esas 507 horas en diez meses. El resultado es que entre 18.000 y 20.000 de los 130.000 intermitentes quedan excluidos del sistema de protección social en 2004. De ahí que esperen reunir en la Costa Azul a, como mínimo, 5.000 de los suyos, dispuestos a desfilar por la Croisette.
El ministro RDVofrece 20 millones de euros en concepto de "fondo específico provisional". Para el sindicato CFDT ése es "un primer paso hacia la constitución de una verdadera caja de solidaridad complementaria". Los intermitentes, siendo menos del 2% de los trabajadores, representan el 25% del agujero de los subsidios de paro. El estatuto mismo de intermitente es difuso y confuso, prestándose a miles de abusos.
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