Fórum, Fórum no, no Fórum
En Barcelona coexisten distintos modos de convivir con el Fórum. Las instituciones que avalan el evento y la multitud de personas vinculadas al mismo son los que de forma más intensa se agitan para que la cosa, con sus indefiniciones e interrogantes, acabe siendo algo más que una buena excusa para redondear la operación de renovación de la ciudad. Pero se agitan también los que, por razones diversas, constituyen el frente fórum-no. El activismo de Manuel Delgado y la vanguardia antropofilosófico-radical que encabeza, las reticencias de organizaciones de vecinos, de cooperación o ecologistas, y también sectores políticos más antisistema, conviven en ese frente. Un frente disidente heterogéneo, entre escéptico y burlón, movilizado ante lo que entienden como una operación de mercadotecnia urbanística y especuladora, parapetada en unos valores que por su universalidad serían meras excusas de promoción de una Barcelona despolitizada, para turistas.
Por otra parte, una amplia porción de barceloneses no han decidido aún a qué carta quedarse. Les atrae el Fórum-fiesta, el Fórum-nuevo espacio, el Fórum-espectáculo, pero no tienen claro ni cuál es el objetivo ni si su papel es el de figurantes. Y tenemos a muchos otros que viven y vivirán al margen. Sus vidas, sus recursos, sus saberes, sus preocupaciones, giran muy lejos de lo que les podría ofrecer pero al mismo tiempo exigir el evento. Son los no Fórum por marginación, por no conexión. El Fórum concita pasiones, pero tambien indiferencias. Ignorancia y alteridad. El Fórum exige entrar en él. Aceptar su lógica de espacio, tiempo y escenografía. Veremos.
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