Para acabar con el asunto
La noción de cultura fue una idea germánica y dieciochesca que ganó influencia con la Ilustración y, tras la expansión colonial, sirvió para explicar la "diferencia" europea con ayuda de otros conceptos no menos presuntuosos: progreso, espíritu, civilización. Actualmente es un típico rompecabezas terminológico. La cultura es como el tiempo, que -según san Agustín- si me preguntan qué es, comprendo que lo sé, pero si me piden que lo describa, no puedo decir en qué consiste. A menudo, la definición de cultura se resuelve con la ayuda de fórmulas transaccionales e imprecisas. La más conocida es la que afirma que la cultura es todo lo que los humanos hacen en un tiempo y lugar determinados. Así la definió T. S. Eliot en una serie de alocuciones radiofónicas publicadas en forma de libro; por cierto, muy recomendable. Eliot, poeta hermético e intelectual de poderosa inteligencia y reconocida filiación conservadora y católica, era como buen elitista un populista en materia de cultura. Sus opiniones en este pequeño volumen son claras y consistentes y puede que no satisfagan a quienes recelan de la religión pero, desde luego, son harto preferibles a los centenares de secularizados libros sobre culturalismo, multiculturalismo, identidad y cosmopolitismo que aparecen cada año.
El auge de esta temática dícese que responde a una preocupación desatada por la llamada "globalización" que, al parecer, ha actualizado la cuestión de la cultura o de "las culturas" que bregan por reconocerse en el nuevo contexto global. Pero éste es un argumento muy flojo. La llamada "globalización" tiene cuando menos quinientos años y la cuestión del enfrentamiento o reconocimiento recíproco entre los pueblos está planteada desde el neolítico: no vayamos a creer que los bárbaros, de los que desciende una abrumadora mayoría entre nosotros, estaban de acuerdo con el rótulo que les aplicaban los romanos. A este equívoco se añade el de los llamados "estudios culturales", todavía incipiente en nuestro medio, pero que no tardará en abrirse camino como todo lo que procede de Estados Unidos. Con esta etiqueta se identifica en el influyente sistema educativo anglosajón el cajón de sastre a donde van a parar los que no se avienen con los rígidos patrones metodológicos tecnocientíficos. Así, se mezcla el psicoanálisis, y en general toda psicología que no sea la cognoscitiva, con los llamados estudios de género, la hermenéutica, la historia de las ideas y la religión y la mitología comparadas, y los llamados Gay & Lesbian Studies, la sociología de la comunicación y los medios, la antropología urbana, y los análisis semióticos sobre la imagen y una gama infinita de estudios de "fusión" que remueven viejísimos tópicos, como el diálogo entre Oriente y Occidente, u otros que presumen de ser novedosos y no lo son, como la identidad de lo mestizo en unas denominadas "culturas híbridas". (Pero, Dios mío, ¿dónde se ha visto una cultura que no sea híbrida?). Etcétera.
En estos "estudios cultura
les" militan los desarraigados y desplazados del cientificismo, los herejes y los contestatarios de los años sesenta y setenta que buscan dar relevancia académica o institucional a sus discursos, un grupo nutrido y heterogéneo de antiguos marxistas y maoístas reconvertidos, y muchos autores respetables que no merecen figurar mezclados entre la muchedumbre culturalista.
El Fórum no se ha hecho según el modelo de los estudios culturales pero no resulta sencillo determinar qué es la cultura para sus organizadores. Si se consulta la web se encontrará una Biblioteca Selecta formada por 141 títulos entre los que no se ha incluido ni una sola obra de ficción o de poesía. Al parecer, ni la narrativa ni la poesía contribuyen en nada al "diálogo y la convivencia entre las culturas". La selección es un batiburrillo que revela una concepción puramente ideológica de la cultura, cuyo espíritu "políticamente correcto" es capaz de producir "hibridaciones" casi monstruosas: poner a Von Hayek en compañía de Toni Negri, a Daniel Goleman con Freud, a Fanon junto a Huntington...
, parece el catálogo de una editorial española. ¿Y qué hacen allí las Vermischte Bemerkungen de Wittgenstein? Ah sí, es que en inglés, esta maravillosa recopilación de ocurrencias se publicó como Cultura y valor. (!)
N o t a s para la definición de la cultura. T. S. Eliot. Bruguera. La ignorancia. Milan Kundera. Tusquets. Tala. Thomas Bernhard. Alianza. El Danubio. Claudio Magris. Anagrama. En la Patagonia. Bruce Chatwin. El Aleph. El regreso de Eva Perón. V. S. Naipaul. Seix-Barral. Cómo acabar de una vez por todas con la cultura. Woody Allen. Tusquets.
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