Discretas citas con Jane Birkin
Si la vida te da limones, haz limonada. Jane Birkin (Londres, 1946) era oficialmente una actriz y llegó a la música por casualidad, pero ha sabido convertir aquel capricho conyugal, en un principio, en una profesión. "Lo mío no fue vocacional", explica, "mi motivo fueron los celos. No podía soportar que otra mujer cantara con Serge (Gainsbourg) algo como Je
t'aime
... moi non plus y me propuse como voluntaria. Y Serge, que compuso la canción para Brigitte Bardot, intuyó que los franceses se volverían locos por mí. Ya había el precedente de Petula Clark: les encanta el francés cantado con acento inglés".
Aunque Birkin estaba separada de Gainsbourg cuando éste falleció (1991), se ha convertido en albacea de su herencia musical, con una serie de espectáculos -convertidos luego en discos- que llegan hasta el reciente Arabesque (su anterior disco), donde vestía su cancionero con colores del Magreb y Oriente Próximo.
Una propuesta que resultó insospechadamente internacional: "Fuimos a tocar a Nueva York y nos sentimos como pioneros, Serge nunca llegó a actuar allí. Fue hermoso comprobar que hay norteamericanos que no tienen nada que ver con su gobierno. Tuvimos los típicos problemas, uno de los músicos fue retenido un día entero en el aeropuerto.Pero estoy más orgullosa de haber tocado tres veces en Argelia. También visitamos Palestina e Israel. Pregunté a Djamel
[Benyelles, arreglador de Arabesque] si se sentiría cómodo allí y respondió que éramos un modelo de convivencia: una inglesa haciendo canciones de un judío con instrumentistas árabes. Eso sí, insistimos en que la gira fuera de Tel Aviv a Gaza".
Preguntar a Jane por Serge es abrir de par en par las compuertas de la memoria: "Estaba años por delante de los demás. Cuando murió, iba a ir a Estados Unidos para grabar Christian name Christian con jazzmen. Era muy frágil. No le gustaba su cara. Lloraba al leer una mala crítica. Para él, la prensa era esencial. Necesitaba ser amado, tanto por la gente que le rodeaba como por el público. Le encantaba provocar: quemaba billetes de 500 francos, usaba su Rolls Royce como un cenicero, decía en directo en televisión a Whitney Houston que quería follarla. También sabía defender su ideología: desafió al Frente Nacional cuando querían matarle por cantar La marsellesa en reggae".
Jane es consciente de que no puede dedicarse exclusivamente al repertorio de Gainsbourg. En 1998, grabó À la légère, con canciones hechas a la medida por artistas franceses. Y tiene en reserva una colección de temas propios aunque, antes de materializarlos, ha realizado Rendez-vous (EMI), que es exactamente eso, una serie de citas musicales "con artistas a los que amo o admiro o ambas cosas. Las chicas: Françoise Hardy y Beth Gibbons (Portishead). Mis colegas franceses: Alain Souchon, Alain Chamfort, Etienne Daho. La gente nueva: Brian Molko (Placebo), Mickey 3D. Mis artistas extranjeros favoritos: Paolo Conte, Caetano Veloso. Todos los que pedí aceptaron cantar conmigo. Excepto Tom Waits, pero me dijeron que no debería tomármelo a mal". Insistió Jane para que, en contra de lo habitual, los 13 duetos se realizaran cara a cara: "Bueno, hubo cuatro que tuvieron que hacerse in vitro, como digo yo. En realidad, hasta los que tenían fama de difíciles resultaron encantadores. Manu Chao me regaló Te souviens-toi?, una canción suya. Eso sí, no quiso fotos".
El tema que interpreta junto a Françoise Hardy, Suranné, ha sido coescrito por Benjamin Biolay. Otros dos nombres de la canción francesa que acuden también a la cita con esta inglesa adoptada ya hace tiempo por la cultura gala.
Reconoce que sus gatunas
cuerdas vocales limitaron las canciones que podía interpretar: "Es obvio que no podía hacer Comedie con Paolo Conte. Paolo tiene una voz maravillosa, como un instrumento de viento. Hasta que encontramos Chiami adesso, que nos venía bien a los dos. Caetano Veloso sugirió que cantaramos O leonzinho, que resultó perfecta". Para otros invitados, usó la psicología: "Me intimidaba Bryan Ferry. Así que le dije que me gustaría tener una muñeca hinchable con su cara, para dejarla flotando en mi piscina y sentirme protegida. Se rió y nos pusimos a trabajar".
También Jane tiene la risa fácil. Por ejemplo, cuando confiesa que no podría salir al escenario si pensara en que el público está allí para comprobar cómo el tiempo ha afectado al símbolo erótico de los años sesenta: "Entiendo que yo sea parte de su mundo nostálgico pero me malinterpretan. Es lo mismo que cuando tecleas mi nombre en Internet y empiezan a salir páginas porno. OK, yo me desnudaba aunque, en verdad, era una mujer decente. Me he casado tres veces. Estuve 13 años con Serge. ¡No fui nada promiscua!".
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