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UN PAÍS DE CINE 2

'Libertarias', la memoria histórica de Vicente Aranda

EL PAÍS ofrece mañana, viernes, por 5,95 euros, una visión sobre la Guerra Civil

Hacía 20 años que Vicente Aranda tenía el proyecto de realizar una película ambientada en la Guerra Civil cuyas protagonistas fueran mujeres en el frente. Había escrito un proyecto de guión con el crítico de cine José Luis Guarner y el novelista Antonio Rabinad, pero la plasmación cinematográfica de Libertarias no ocurrió hasta 1996. "Es malo olvidar", explicó en Fotogramas antes de rodar la película. "Somos hijos, hermanos y nietos de la gente que vivió aquello, y yo no estoy dispuesto a ser colaborador de la amnesia del país. La utopía sólo será algo absolutamente irrealizable si dejamos de pensar en ella". Según Aranda, Libertarias quiso precisar "que si los hombres lucharon en la guerra por la instauración de la justicia en el mundo, las mujeres quisieron que esa justicia alcanzase al reconocimiento de sus reivindicaciones", y para ello se propuso contar la historia de "unas mujeres que prefirieron morir de pie, como los hombres, a vivir de rodillas como criadas".

"El filme se confirma como un arma en la lucha contra la estrategia del olvido"
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En el extenso estudio dedicado a esta película en La guerra civil española: cine y

propaganda, Magí Crusells subrayó como significativo el discurso del personaje Pilar (Ana Belén), integrante de Mujeres Libres, cuando dice: "Somos anarquistas, somos libertarias, pero también somos mujeres y queremos hacer nuestra revolución. Queremos pegar tiros para poder exigir nuestra parte a la hora del reparto". En este sentido, según Aranda, "el fusil representaba el poder para las mujeres porque significaba poder implantar sus ideas; por eso lucharon contra los nacionales y los republicanos, perdiendo contra ambos por defender los ideales anarquistas y los de las mujeres. El líder anarcosindicalista Buenaventura Durruti aparece en el filme ordenando la retirada de las mujeres de los frentes; en ese momento surgió la contradicción del movimiento anarquista, que quería la libertad absoluta del individuo. Esta película es una crónica de cómo toda revolución acaba devorando a sus hijos; en el caso de Libertarias, a sus hijas".

De ahí que Javier Rioyo comentara en Cinemanía que "Libertarias no es una película imparcial; es a favor de los que creyeron en la libertad, de los que pensaron que la utopía y la revolución eran posibles, una película a favor de los perdedores", lo que Rosa Regàs matizó en este periódico haciendo un elogio de las "mujeres libertarias que tuvieron por unos meses conciencia de ese mundo. Mujeres libertarias condenadas a la incomprensión y a luchar en dos frentes a la vez. Mujeres libertarias que accedieron con su coraje a la dignidad y la complicidad, denigradas y engañadas por los suyos, ultrajadas, violadas, degolladas por los otros. Y es que la guerra, ni por las grandes causas, es cosa de mujeres, dicen los hombres".

La historia que cuenta la película empieza cuando la joven novicia María (Ariadna Gil) se esconde en un prostíbulo tras ser asaltado su convento. Las milicianas la obligan a unirse a su causa, lo que le permite evolucionar incorporando los textos clásicos del anarquismo como si fueran bíblicos. A partir de ahí, según Fernández-Santos, "Libertarias juega en la pantalla con demasiados modelos formales: documento, drama, sainete, comedia, esperpento, epopeya, tragedia histórica, aventura bélica y relato de acción... Estas y otras ramificaciones a veces están materializadas en buenas anécdotas, ocurrencias y situaciones que son pequeñas joyas dignas de un cineasta de la talla de Aranda", pero, a pesar de ello, "Libertarias es una composición épica sin sentido épico".

Fue polémica esta obra de Aranda, especialmente comparada con Tierra y

libertad, de Ken Loach, estrenada en las mismas fechas, "en la que sí se representa con concisión y nitidez la dinámica revolucionaria bolchevique; por ejemplo, en la escena de la asamblea de campesinos", según el crítico de EL PAÍS, frente a la opinión de Molina Foix en Fotogramas, a quien la película de Loach le pareció "sobrevalorada": "Libertarias, al contrario que Tierra y libertad, evita la santificación melosa de sus protagonistas y la caricatura de los antagonistas. Otra de las virtudes de la película es la sabia alternancia entre lo épico y lo privado; las escenas de combate resultan muy convincentes, pero los contrapuntos amorosos y patéticos tienen el sonido de la verdad". Por su parte, Ramón Freixas, en Dirigido

por..., opinaba que, contra la película británica, "Libertarias no es una soflama libertaria ni un cromo de hazañas bélicas ni habla de libertad con la boca pequeña; se confirma como un arma en la lucha contra la estrategia del olvido".

Esta opinión fue compartida por buena parte del reparto, por ejemplo, Ana Belén: "Ya era hora de que pudiéramos contar estas historias sin rencores, pero sin perder la memoria de lo que pasó". Victoria Abril, que interpreta a "una libertaria espiritista y coja convencida de que Jesucristo es mujer y Dios, fascista", declaraba en una entrevista con Rocío García: "Este tipo de películas sirve para no perder la memoria, aunque sólo sea para no volver a pasar por ahí". Y Ariadna Gil: "Si esta película da la oportunidad, al menos, para que gente como Vicente Aranda pueda contar su historia, habrá valido la pena: cuanto antes se enfrente uno a su pasado, tanto mejor".

En el amplio reparto figuran igualmente Jorge Sanz, José Sancho, Miguel Bosé, Laura Mañá, Blanca Apiláñez, Joan Crosas, Antonio Dechent, Claudia Gravy, Francisco Maestre y Loles León, esta última nominada a los premios Goya del año como mejor actriz secundaria. Igualmente fueron nominados el vestuario, el maquillaje, el sonido y los efectos especiales. En el festival de Tokio, Vicente Aranda logró por Libertarias el premio especial del jurado.

Ana Belén y Victoria Abril, en una imagen de <i>Libertarias,</i> de Vicente Aranda.
Ana Belén y Victoria Abril, en una imagen de Libertarias, de Vicente Aranda.
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